
"¡Pero... no es negro!", exclama decepcionado Claudio, un vecino de la 'favela' Cidade de Deus, al ver al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que saludaba a sus vecinos en esta paupérrima comunidad de la periferia de Rio de Janeiro.
Claudio, de 35 años, es negro como la enorme mayoría del barrio, pero después de esperar con impaciencia al "primer presidente negro de Estados Unidos", lo encontró "pálido".
Por única vez en Cidade de Deus, una 'favela' de unos 40.000 habitantes en el oeste de Rio de Janeiro que se hizo famosa por una película homónima de 2002, Obama se encontró con los afrodescendientes de Brasil, considerado como uno de los mayores países negros del mundo.
La casa de Claudio y su hermana Leila está situada exactamente frente a la escuela donde Obama asiste con sus esposa y sus hijas a un concierto de percusionistas y a una presentación de 'capoeira', la danza originada en un arte marcial africano, a cargo de jóvenes. El presidente estadounidense incluso arriesga unos pases de fútbol con otros niños del barrio.
Después de esa presentación, cerrada al público y que dura una media hora, Obama aparece, relajado, con una camisa blanca y un pantalón marrón claro.
El mandatario sale a pie a la calle y saluda con la mano a los vecinos que tienen el privilegio de poder verlo de tan cerca, y gritan a voz en cuello "¡Obama, Obama!.
En los dos extremos de esa calle, cerrados por militares, se concentran muchedumbres de vecinos, así como en todas las ventadas, gritando histéricamente. Muchos no logran contener las lágrimas de la emoción.
"Es un momento maravilloso. Espero que esta visita traerá esperanza a nuestra población olvidada. Con Obama, salimos de las páginas policiales" de los periódicos", se felicita Luzinete da Silva, de 54 años.
Todo el barrio fue rodeado por numerosos agentes de policía y militares, además de francotiradores apostados en lugares clave.
Cidade de Deus fue pacificada y expulsados los narcotraficantes, a cuya extrema violencia se refirió la película de Fernando Meirelles, nominada a cuatro premios Oscar.
Los vecinos esperaron durante varias horas a Obama en las calles y hacían conjeturas sobre el impacto que esto tendría en el mejoramiento de sus condiciones de vida, debido a que la 'favela' fue "maquillada" para la ocasión, sin basurales y con las calles pintadas.
"Si (Obama) ha salido de su país y eligió venir a nuestra comunidad, quiere decir que habrá mejoras para la población", dijo, llena de optimismo, la manicura Valeria, de 31 años.
"Nunca imaginé ver aquí a un presidente estadounidense negro. La visita del hombre más poderoso del mundo cambiará la imagen de violencia de nuestra 'favela'", dijo Leila Martiniano, una operaria negra de 39 años.
Nadie en Cidade de Deus sabía que Obama comenzó su actividad política como trabajador social en los barrios más pobres de Chicago en la década de 1980, y muchos se interrogan sobre el "objetivo real" de su visita.
"¿Qué es lo que Obama ha venido a hacer aquí? ¿Qué es lo que nos va a aportar? Es como los políticos brasileños, que vienen en busca de votos en período de elecciones, se van y nos olvidan", dijo Haroldo, un chófer ya jubilado.
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