Europa

Alemania, desbordada ante el reto de la crisis migratoria en Europa

La llegada masiva de refugiados "no es un problema europeo, es un problema alemán". Son las contundentes palabras del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, quien el jueves se defendió de las críticas europeas por su gestión de la crisis de los refugiados y señaló a Alemania como el país que tiene más responsabilidad ante el aumento de personas que llegan a Europa huyendo de la guerra en su país.

Más de 350.000 inmigrantes y refugiados han llegado en lo que va de año a la Unión Europea, la mayoría a Italia, cruzando el Mediterráneo, y a Grecia, desde donde siguen camino a Hungría, para continuar viaje hacia países más ricos de la UE. Mientras en su país reina el caos y miles de personas se agolpan en las estaciones de tren, el primer ministro húngaro explica que "no tenemos ningún problema con los que quieren quedarse, pero nadie quiere quedarse. Tampoco en Eslovaquia, ni en Polonia ni en Estonia. Todos quieren irse a Alemania y nuestro trabajo es registrar" a los refugiados. Las cifras avalan sus declaraciones. Alemania es con diferencia el país de Europa que acoge a más refugiados, y este año espera recibir a unos 800.000 solicitantes de asilo, cuatro veces más que en condiciones normales.

Frente común con Francia

Las instituciones alemanas están desbordadas y Angela Merkel ha puesto la crisis migratoria en primer lugar en la agenda europea. La canciller anunció hace unos días su intención de presentar a la Unión Europea una "iniciativa común" junto al presidente de Francia, François Hollande, para dar respuesta al conflicto.

La proposición incluye medidas sobre la organización de la acogida de los refugiados, su reparto "justo" en Europa, la armonización de las normas para reforzar el sistema de asilo europeo y el retorno de los inmigrantes irregulares a sus respectivos países.

La imagen de un niño ahogado en una playa turca ha circulado como la pólvora en medios de comunicación y redes sociales. "Pienso en las víctimas que no son fotografiadas, que son ignoradas, y en las futuras víctimas que habrá si no hacemos nada", señaló el presidente francés, François Hollande.

En la propuesta se incluirá, previsiblemente, la excepcionalidad de la situación. Según distintas fuentes consultadas por Bloomberg, Mekel y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, pactaron por teléfono esta cuestión la semana pasada y acordaron que en este caso 'saltarse' las reglas comunitarias para poder registrar a los refugiados en el país al que llegan y, así, facilitar el reparto entre los distintos países.

El Tratado de la Unión señala que los refugiados deben inscribirse en la primera nación comunitaria a la que acceden, que en este caso es Hungría.

A finales de 2014, cerca de 365.000 solicitantes de asilo percibían ayudas en Alemania, lo que supone un 61 por ciento más que el año anterior. Este año las peticiones de acogida se han disparado: más de 104.000 refugiados han llegado al país solamente durante el mes de agosto.

Ante tantas nuevas llegadas, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) alemana -el partido de Merkel- y su filial en Baviera (CSU) han elaborado un documento de doce puntos en el que exponen que este aumento de solicitudes es "el mayor desafío nacional e internacional de nuestro tiempo".

Los democristianos reconocen la importancia de acoger a personas huidas de conflictos, pero advierten de que Alemania debe estar alerta ante la posible llegada de inmigrantes atraídos por los sistemas de Seguridad Social, por lo que proponen limitar las ayudas a los refugiados. Rechazan, por ejemplo, repartir tarjetas con las que obtener "asistencia sanitaria gratuita", ya que podría suponer "un fuerte incentivo para pedir asilo".

Solidaridad y xenofobia

También rechazan que quienes solicitan refugio en Alemania reciban un permiso de trabajo de forma inmediata y, en cambio, abogan por reducir los plazos de resolución de estos documentos. Los conservadores quieren diferenciar a los refugiados del resto de inmigrantes. Según su propuesta, quienes no obtienen asilo o son considerados "inmigrantes económicos" deberían tener vetada la entrada a Alemania hasta cinco años.

La reacción de la sociedad alemana al incremento de recién llegados ha sido muy polarizada. Este año los ataques xenófobos se han disparado a lo largo y ancho del país, aunque con más crudeza en las regiones del este.

En este escenario, han comenzado a llegar una nueva oleada de refugiados, procedentes de la estación de Budapest (Hungría).

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