De nuevo en Downing Street tras su clara victoria electoral, David Cameron se enfrenta ahora al futuro de Reino Unido en Europa y a la amenaza de rebelión de los euroescépticos de su partido, que pueden complicar su segundo mandato.
En su primer discurso después del triunfo en las urnas el jueves, el primer ministro conservador reiteró su promesa de organizar un referéndum antes de finales de 2017 sobre el mantenimiento o la salida del país de la Unión Europea.
El propio Cameron dijo que haría campaña en favor de permanecer en la UE, bajo condición de renegociar algunos aspectos de la adhesión al bloque de Reino Unido.
Ello lo obligará a mantener un delicado equilibrio para tranquilizar simultáneamente a sus socios europeos y a los euroescépticos de su propio partido, cuya influencia se ha reforzado ya que los conservadores sólo tienen en la Cámara de los Comunes una corta mayoría de 12 escaños, lo que los obliga a votar en bloque.
Una fuente de la dirección del partido conservador admitió este domingo en el Sunday Times que David Cameron tendrá dificultades para unir a su partido ante las renegociaciones con Europa.
Y, poco después, el influyente diputado conservador Graham Brady pedía a Cameron que los ministros euroescépticos pudieran hacer campaña para la salida de Reino Unido de la UE, si así lo desean.
"Cuanto más se intenta limitar la opinión de las personas, (...) más tensiones innecesarias se crean", dijo Brady a la radio BBC.