
Cansada de la imagen que transmite el nombre de su partido, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, plantea cambiar el nombre del movimiento fundado por su padre en 1972. Un cambio de nombre sería un símbolo fuerte para este movimiento político y una etapa más en la empresa de desdiabolización del FN, emprendida por la hija Le Pen desde su llegada al partido en 2011.
El Frente Nacional logró una victoria histórica el pasado 25 de mayo en las elecciones europeas, obteniendo un 25,65% de los votos, por delante del partido conservador UMP (20,6%) y relegando al Partido Socialista (en el poder), que sólo logró 13,9% y quedó en tercer lugar. Los últimos sondeos indican que Marine Le Pen sería ahora la candidata más votada en la primera vuelta de las presidenciales, según una encuesta Ifop difundida en septiembre por Le Figaro.
Si bien la nueva generación del partido parece abierta a la idea, los partidarios históricos, entre ellos su fundador, Jean-Marie Le Pen, se oponen tajantemente. Pero Marine Le Pen intenta distanciarse de la imagen de su padre, condenado en varias ocasiones por incitación al odio racial o negación de crímenes contra la humanidad, sobre todo por sus declaraciones en las que calificaba las cámaras de gas de los campos de la muerte nazis de "detalle de la historia".
Hace unos días, Jean-Marie Le Pen protagonizó un nuevo derrape verbal al sostener que el régimen de Vichy "hizo lo que pudo para intentar defender a los franceses".
El padre de Le Pen comentaba así un reciente libro del polémico periodista Eric Zemmour en el que el autor señala que el régimen colaboracionista de Philippe Pétain ayudó a salvar a judíos durante la Segunda Guerra Mundial.