Europa

Según Hollande, Francia participará en bombardeos en Irak pero no mandará tropas

François Hollande. Foto: Archivo

El presidente François Hollande anunció el jueves que autorizó la participación de Francia en las operaciones aéreas en Irak para luchar contra los yihadistas del grupo Estado Islámico, pero no enviará tropas francesas terrestres.

"Esta mañana he reunido el consejo de defensa y he decidido responder al pedido de las autoridades iraquíes para darles un apoyo aéreo", dijo Hollande en conferencia de prensa.

"Nuestro objetivo es garantizar la seguridad (...) debilitando a los terroristas", pero "no iremos más allá, no habrá tropas de tierra", dijo, precisando que la operación francesa se limitará a Irak.

En este punto, Francia diverge de Estados Unidos, que podría extender también los bombardeos a Siria. Pero respecto a Irak, Washington y París comparten la misma posición, dado que el presidente Barack Obama tampoco quiere enviar tropas terrestres a ese país.

"El mundo está gravemente amenazado por un terrorismo que cambia de dimensión, que no dispuso nunca de tantos medios financieros, militares, humanos. Un terrorismo que no pretende ya solamente impugnar a Estados, sino ocupar su lugar", explicó el jefe de Estado francés.

"No es sólo Irak que está amenazado, no sólo Oriente Medio, sino Europa, el mundo", recalcó.

Hollande precisó que los primeros bombardeos se realizarán rápidamente y que el Parlamento será informado "no bien empiecen las primeras operaciones".

Desde principios de esta semana, aviones Rafale franceses basados en los Emiratos Árabes Unidos realizan misiones de reconocimiento en Irak.

El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, saludó la decisión de Francia. "Damos la bienvenida a este anuncio público", dijo.

Hollande anunció asimismo el envío a Guinea de un hospital militar francés para participar en la lucha contra el virus de Ebola.

Europa "debe ser una protección"

En la conferencia de prensa, ante más de 300 periodistas, Hollande alertó sobre el peligro de un "proyecto europeo" que "se diluye", abriendo el camino a "los separatismos", dijo, en alusión al referéndum sobre la independencia en Escocia.

"Europa debe ser una protección, hoy no lo es, o en todo caso no es percibida como tal", lamentó.

"Si el proyecto europeo se diluye, el camino está abierto" a "los egoísmos", "a los separatismos", dijo, estimando que hoy "todos los comicios europeos no suenan ya como advertencias sino como alarmas".

"El peligro es el empantanamiento de las economías europeas" en un "guión de fin de crecimiento, conjugándose la austeridad presupuestaria con un alto nivel del euro, y agregándose la baja inflación al débil crecimiento", estimó, exhortando a una "reorientación de Europa" hacia una "verdadera política de crecimiento y de empleo".

A la defensiva

En cambio, en la situación política, económica y social interna de Francia, Hollande, sumamente criticado, incluso por sectores de su propio Partido Socialista, se mostró a la defensiva.

En un país en el que el desempleo no cesa de aumentar y que anunció este mes una revisión a la baja de su crecimiento y la postergación hasta 2017 de la meta de reducción a 3% de déficit público, el presidente reconoció que los resultados de su política "tardan en llegar", pero sostuvo que "llegarán".

Hollande, cuya popularidad en los sondeos bate récords de baja, pidió ser juzgado "al final de su mandato".

Esta conferencia de prensa era considerada como una manera para Hollande de recuperar la iniciativa política, después de un período calamitoso para su gobierno: reorganización en agosto con la partida de tres ministros críticos con la austeridad, pésimos datos económicos y la dimisión de un efímero secretario de Estado de Comercio, tras descubrirse que llevaba varios años sin pagar los impuestos.

Y como guinda, la publicación de un libro, donde la la excompañera de Hollande, Valérie Trierweiler, de la que el mandatario se separó en enero tras una infidelidad, ajusta sus cuentas, para escarnio del presidente.

El martes, el primer ministro Manuel Valls obtuvo la confianza del Parlamento, pero con una mayoría reducida, dado que más de 30 diputados socialistas, descontentos con el giro liberal de la política gubernamental, optaron por abstenerse.

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