Europa

Marine Le Pen gobernaría en Francia según los resultados de las últimas encuestas

Le Pen, durante un acto electoral | Reuters

Como un balde de agua helada. Así fue recibido la semana pasada un sondeo que asegura que si ahora mismo se celebrasen elecciones presidenciales en Francia Marine Le Pen, líder de la formación de extrema derecha Frente Nacional, sería la candidata más votada.

La encuesta IFOP publicada la semana pasada en el diario Le Figaro afirma que Marine Le Pen conseguiría un 28 por ciento de los votos, por delante del expresidente conservador Nicolas Sarkozy y del actual mandatario socialista François Hollande, que obtendrían un 25 y un 22 por ciento respectivamente.

En la segunda vuelta, sólo podría ser derrotada por algún candidato conservador, como Sarkozy o el ex primer ministro Alain Juppé. Pero en el caso de que el candidato centrista o conservador fuese derrotado, Marine Le Pen podría alzarse en la segunda vuelta y ser elegida presidenta de Francia con un 54 por ciento, frente al 46 por ciento que obtendría Hollande. Si bien se trata únicamente de proyecciones, a tres años de los próximos comicios presidenciales, es la primera vez que un sondeo augura la victoria del Frente Nacional.

'Desdiabolización'

No cabe duda de que el avance del movimiento ultraderechista responde al éxito rotundo de la estrategia de desdiabolización -imagen moderna y discurso suavizado- emprendida por su presidenta, Marine Le Pen, tras remplazar a su padre al frente del movimiento en el 2011.

La hija Le Pen se distancia del discurso de su padre en los temas más polémicos, apenas evoca la Segunda Guerra Mundial, ni hace alusiones negacionistas, que a su progenitor le valieron condenas judiciales. Paralelamente, se muestra igual de intransigente que el fundador del partido en temas como la inmigración, "el principal problema de Francia" y el soberanismo, con Europa como responsable de todos los males del país.

Pero su avance se explica también por las mediocres estadísticas económicas y sociales que ensombrecen la presidencia de François Hollande: un crecimiento nulo y un récord histórico de desempleo (casi el 11 por ciento).

A esto se suma la grave crisis gubernamental provocada a fines de agosto por una ola de rebeldía entre miembros de la administración socialista, que se saldó con la expulsión de tres ministros y la convocación de un voto de confianza el próximo 16 de septiembre al nuevo gobierno, sin olvidar el escándalo levantado por la publicación de un libro de la ex pareja del presidente, en el que pone en duda la visión socialista del mandatario galo.

El avance del Frente Nacional en los sondeos ha animado a Marine Le Pen a exigir la disolución de la Asamblea Nacional (Cámara Baja) y la convocación de elecciones legislativas. "Ahora, más que nunca, es necesario devolver la palabra a los franceses y disolver la Asamblea", sostuvo la líder ultraderechista, que se declaró incluso dispuesta a ser primera ministra, en cohabitación con Hollande como presidente.

"Hollande busca ganar tiempo, pero esta crisis es demasiado grande y el mal demasiado profundo", indicó la presidenta del Frente Nacional, que ve a su partido como a la única alternativa de Gobierno entre los principales partidos políticos galos: el Partido Socialista (PS) y la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP).

Otra señal positiva para Le Pen: la idea de una disolución de la Asamblea progresa entre la opinión pública, un 23 por ciento de los franceses estarían a favor de este desenlace frente a la actual crisis política que atraviesa el Gobierno, según un sondeo IFOP.

El ascenso del Frente Nacional que se ha extendido sobre todo entre las clases populares y los jóvenes en detrimento de las formaciones clásicas preocupa al Gobierno, aún más tomando en cuenta las elecciones al Senado del próximo 28 de septiembre, en las que se renovará la mitad de los escaños, y en donde Marine Le Pen pretende dar otro golpe electoral tras su triunfo en las elecciones europeas de mayo.

El primer ministro galo Manuels Valls reconoció la semana pasada desde Italia, en una cita con líderes socialistas europeos, la posición de fuerza del ultraderechista que según él está a "las puertas del poder". "Debemos actuar de otra manera, y hablar de otra manera para ser escuchados y entendidos. Sabemos cual sería el terrible precio de nuestro fracaso", advirtió Valls.

Sin embargo, son varios los analistas que cuestionan las capacidades del Frente Nacional a gobernar la quinta potencia mundial. "Marine está lista, pero otros no", resume un miembro del buró político. "¿Os imagináis si 'Marine' llega al Elíseo? ¡No habría suficientes ministros! , advierte un frentista.

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