Europa

Berlusconi lanza un proyecto para refundar la centroderecha italiana

Berlusconi. Imagen: Reuters

La absolución de Berlusconi en el llamado caso Ruby -confiesan los hombres más cercanos al líder conservador- ha sorprendido incluso a él. La victoria en la apelación del juicio en el que fue acusado de abuso de poder y prostitución de menores interrumpe la mala racha judicial que afectaba al cuatro veces primer ministro italiano, ya condenado por fraude fiscal y por esto fue expulsado del Parlamento el año pasado. Berlusconi había sido acusado de haber mantenido relaciones sexuales bajo pago con la joven marroquí Karima El Marough (Ruby) cuando ésta no había cumplido aún 18 años, y por esto peligraba acabar en arresto domiciliario, ya que por su edad (77 años) no puede ir a la carcel.

Ahora, sin embargo, tras ganar la apelación, el magnate sueña con invertir la senda de su decadencia política. Y nada más recibir el veredicto favorable del tribunal, ha llamado a una nueva federación entre los partidos del centroderecha transalpino, con el objetivo de parar la diáspora de la coalición que lideró durante casi 20 años. La idea sería empezar haciendo un frente común para elegir los candidatos a las próximas elecciones autonómicas, previstas para 2015. De hecho de aquel frente conservador que se hizo con el Gobierno del país en 1994, en 1998, en 2001 y en 2008, ya quedan solo escombros: hace 6 años Berlusconi ganaba sus últimas generales con un partido que había llegado al 37,4 por ciento de los consensos, siendo el socio mayoritario de una coalición que reunía casi el 47 por ciento de los votos. En las últimas elecciones europeas la nueva fuerza política del magnate (que ha vuelto al antiguo nombre de Forza Italia) cosechó a duras penas el 17 por ciento, mientras los otros partidos de derechas peligraron hasta con quedarse fuera del Parlamento de Estrasburgo.

Es el caso del Nuevo Centroderecha, el partido de Angelino Alfano, antiguo delfín de Berlusconi y actual ministro del Interior con el Gobierno de Matteo Renzi. Alfano decidió romper con su mentor cuando Berlusconi abandonó el Ejecutivo de gran coalición a finales del año pasado, y ya no piensa volver a hacer de comparsa al amparo del magnate. Aún más confusa es la situación del centro liberal, donde el partido Scelta Civica del antiguo presidente de Gobierno Mario Monti se había postulado hacer competencia a Berlusconi, pero no ha tenido éxito en las urnas; ahora muchos tránsfugas que había abandonado el magnate para subirse al carro del tecnócrata, no saben qué hacer. De momento han fundado con Alfano un nuevo movimiento, que se inspira en el Partido Popular Europeo, con el objetivo de volver a levantar una gran fuerza de centroderecha. Pero no todos estarían felices de volver a aliarse con Berlusconi. Por no hablar de la Liga Norte, partido autonomista y xenófobo que, tras largos años de alianza con el líder conservador, ahora prefiere sumarse al éxito europeo de Marine Le Pen. Por esto, de momento, el sueño del antiguo Cavaliere (título honorífico que el empresario perdió con la condena por fraude fiscal) amenaza con no cumplirse. Por lo menos hasta que Berlusconi no consiga de verdad dar un futuro a su movimiento, es decir encontrar un nuevo líder capaz de enfrentarse a Matteo Renzi que con 38 años y el 41 por ciento de los consensos en las últimas elecciones europeas parece imbatible.

Sin embargo, entre los analistas políticos italianos, hay quien piensa que Berlusconi no quiere nombrar un nuevo delfín: según el editorialista del diario económico Il Sole 24 Ore, Stefano Folli, Renzi ya seria el "hijo politico" del antiguo Cavaliere. Atrevido, resuelto y muy buen comunicador, el primer ministro recuerda al Berlusconi de los noventa. "Berlusconi solo tiene una carta que jugar: invertir en Renzi, creer en él, confiar en que el primer ministro se fortalezca" dice Folli. De echo en el pacto para las reformas que los dos líderes han firmado no hay una relación de igualdad: el magnate se contenta ahora de ser el socio de minoría con tal de seguir teniendo un papel en la escena política italiana. "Además hay otras razones, podemos decir secretas para este acuerdo, como la esperanza de obtener en futuro de gracia o el hecho de que Renzi pueda ser quien mejor garantice la conservación del patrimonio de Berlusconi" añade el editorialista.

Es que con un juicio pendiente y sus colaboradores más cercanos contra las cuerdas, el magnate necesita mantener un bajo perfil, prefiriendo ejercer su influencia entre bastidores. Por esto su retorno podría ser un regreso a medias: como padre de las reformas constitucionales promovidas por el joven Renzi, más que como renovado líder político de la derecha italiana.

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