Irlanda celebra este jueves un referéndum sobre el Tratado de Lisboa con un resultado imprevisible que mantiene en vilo a toda la Unión Europea (UE). Un documento clave para agilizar la toma de decisiones en una Unión Europea (UE) de 27 países. Los detractores del Tratado, abogan por el 'no' para "democratizar" la UE.
Poco más de tres millones de irlandeses están llamados a las urnas, pero casi un 25% se declara aún indeciso a la hora de pronunciarse sobre el Tratado.
Entre el sí y el no
Partidarios y detractores del texto continúan haciendo campaña en las calles para obtener el voto de la ciudadanía, dividida casi a partes iguales entre el "sí" y el "no".
En juego está el "prestigio e influencia" de la clase política irlandesa entre sus socios comunitarios, según explicó Niamh Hardiman, catedrática de Ciencias Políticas de la University College Dublin (UCD).
El rechazo al Tratado, insiste la académica, desplazaría a Irlanda a los "márgenes" de la Unión y la convertiría en un socio al que se mira con recelo, a pesar de que, desde su incorporación en 1973, ningún otro país se ha beneficiado tanto de las ayudas económicas de Bruselas.
Según cifras oficiales, Irlanda ha recibido más del doble de su contribución a las arcas comunitarias en los últimos 35 años, es decir, unos 40.000 millones de euros.
El problema para convencer a los irlandeses de la importancia de este texto, apunta Hardigan, radica en las "dificultades que conlleva presentar a la ciudadanía una serie de cuestiones como las que aborda el Tratado, que se ven a menudo enmarañadas por intereses políticos domésticos".
Confusión entre el electorado
Los detractores del texto, opina, han elegido asuntos como la neutralidad nacional, la independencia fiscal, el aborto o la eutanasia que, no obstante, ni siquiera "aparecen en el Tratado", pero que han contribuido a "crear confusión" entre el electorado.
De hecho, gran parte de los esfuerzos del Gobierno y los partidarios del documento -que incluyen a los principales partidos de la oposición, la mayoría de los sindicatos y la patronal- han estado encaminados a desmontar los argumentos "engañosos y erróneos" de los detractores, añade Hardiman.
Varios puntos de vista
Para la ex europarlamentaria del Partido Verde, Patricia McKenna, una de la caras más populares del 'no', los peligros que esconde el Tratado para Irlanda y la UE son reales.
Por su parte, el Sinn Fein, el único partido con representación parlamentaria opuesto al documento, insistió en que puede ser renegociado e instó al Gobierno a volver a Bruselas para obtener un "acuerdo mejor" para Irlanda.
Pero según ha explicado el primer ministro irlandés, Brian Cowen, el actual Tratado es el 'Plan B', pues se trata del documento simplificado que sustituyó al proyecto de Constitución que Holanda y Francia rechazaron en 2005 en sus respectivas consultas populares.
Otros detractores, como el grupo del multimillonario Declan Ganley 'Libertas', advierten de que el Tratado despojará a Irlanda de su influencia en la Unión y permitirá a Bruselas "interferir" en su capacidad para determinar su propio impuesto de sociedades, una de las claves del crecimiento económico de la isla.