Europa

Hollande pierde el crédito para tres de cada cuatro franceses

Hollande sigue perdiendo fama y prestigio | EFE

Lejos está la imagen de las celebraciones de su victoria en mayo del 2012. François Hollande cumple este jueves dos años de su entrada en el Elíseo con todos los indicadores en rojo y muchos interrogantes sobre los tres años de mandato que le quedan.

En el aniversario de su triunfo electoral, las encuestas sitúan su popularidad en torno al 20 por ciento y niveles de rechazo que superan el 70 por ciento. Con tales niveles de desconfianza y mientras su propio campo político cuestiona el rumbo que ha tomado su gobierno, los observadores políticos se preguntan cómo conseguirá Hollande pilotar el país hasta 2017. El vínculo entre los franceses y el presidente se ha roto, dicen, y será muy difícil recomponerlo a tiempo para las próximas elecciones presidenciales.

En un intento por reparar su imagen frente a la opinión pública, Hollande se prestó la semana pasada a una larga entrevista televisada y radial de una hora en la que además contestó preguntas de la audiencia. Un ejercicio poco habitual para los presidentes galos que suelen acordar entrevistas pero en un marco mucho más formal y pactado de antemano. Hollande jugó la carta de la cercanía con los franceses y en otro gesto poco habitual para un mandatario en funciones hizo su mea culpa. "Si gané en 2012 no es porque mi programa fuera deslumbrante, fue sin duda porque mi antecesor había fracasado y los franceses sabían la amplitud de la crisis", confesó Hollande.

El presidente francés reconoció que se arrepentía de no haber actuado más rápido en sus dos primeros años de mandato pero pidió ser juzgado al final del quinquenio. "No tengo nada que perder, lo que cuenta es que el país tenga todo por ganar" dijo Hollande negando tener los ojos puestos en su reelección en 2017.

Las posibilidades para el mandatario de renovar su mandato parecen escasas en el contexto actual, aunque los tres años que le quedan por delante son mucho tiempo en política. Pero el panorama que muestran las encuestas es poco alentador. El último sondeo publicado por el periódico económico Les Echos le da un 20 por ciento de popularidad, mientras que un 75 por ciento de los encuestados dicen no tener confianza en François Hollande para resolver los principales problemas que enfrenta el país. Otro sondeo muestra que 35 por ciento de franceses que votaron por Hollande en 2012 hoy no volverían a hacerlo y apenas un 27 por ciento piensa que las políticas del actual presidente son de izquierda.

Más impresionante aún es la brecha en los niveles de popularidad entre Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, quien conserva su buena imagen casi intacta tras un mes en el cargo. La popularidad de Valls se mantiene por encima del 50 por ciento en todas las encuestas. En un reciente sondeo publicado por el periódico Le Parisien, 64 por ciento de encuestados le consideraban un buen jefe del gobierno. El primer ministro nacido en Barcelona le saca 40 puntos de ventaja a Hollande en el último barómetro de popularidad de la encuestadora Ifop. Una diferencia que de momento ayuda al presidente a mantener a su ejecutivo a flote pero que podría alimentar las ambiciones presidenciales de Valls y volverse en contra de Hollande.

Optimismo del mandatario

El mandatario galo volvió a mostrarse optimista la semana pasada en cuento a la salida de la crisis que dura ya cinco años y habló de una pronta inversión de la coyuntura. Hollande ha puesto todas sus fichas en el llamado "Pacto de Responsabilidad" que supone ayudas a las empresas por 30.000 millones de euros para relanzar su competitividad y la creación de empleos, un gesto hacia los contribuyentes más modestos para compensar las subidas masivas de impuestos en los dos primeros años de su mandato y un plan de recortes de 50.000 millones de euros.

El pacto se ha convertido en la hoja de ruta para los próximos tres años de mandato pero a costa de generar un gran malestar entre las filas socialistas, en particular el ala izquierda del partido que rechaza el giro liberal del presidente. Más de cuarenta parlamentarios socialistas se abstuvieron a la hora de votar el paquete de medidas en la Asamblea Nacional dejando en evidencia la oposición a la línea del presidente dentro de su propio partido. Hollande se enfrenta al último tramo de su mandato con una mayoría parlamentaria frágil que pone en jaque su capacidad de llevar a cabo grandes reformas.

El presidente de la República francesa prometió en su reciente entrevista que los resultados de su política empezarán a verse este año, la economía volverá a ponerse en marcha aseguró y pidió esperanza a los franceses.

Hollande sabe que su futuro a largo plazo se juega en el terreno económico pero está por verse si las cifras le ayudarán a remontar su popularidad.

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