
El presidente Hollande se ha visto arrastrado por la tradición de los habitantes del Elíseo de acabar mezclados en líos de faldas, algo que la sociedad francesa siempre ha aceptado con tranquilidad.
El actual 'culebrón' de Hollande tras descubrirse que mantenía una relación desde hace más de dos años con la actriz Julie Gayet, ha llevado directamente al hospital a la que era su pareja oficial, la periodista Valérie Trierweiler, con la que hacía vida común tras separarse de su esposa y compañera de partido Sególène Royale.
Los franceses, sin embargo, ni se inmutan. Y es Hollande no es el primero ni será el último presidente francés con una vida promiscua, como relata el diario El Mundo.
Exceptuando a De Gaulle, las amantes han desfilado por el palacio presidencial francés pese a la existencia de primeras damas. Y da la casualidad de que a los máximos mandatarios galos siempre les han atraído las periodistas y las artistas.
Uno de los más dados a los líos de faldas fue Valérie Giscard d'Estaing, que gobernó de 1974 a 1981, y que tenía especial debilidad por estrellas del cine francés de la época como Mireille Darc, Cathy Rosier o Sylvia Kristel.
François Miterrand se propuso no quedarse atrás, y tuvo varias amantes, como la conservadora de museo Anne Pingeot, la cantante Dalida o la periodista sueca chritiana Forsne.
Jacques Chirac tenía fama de breve en sus citas sexuales y sentía inclinación por las periodistas. Entre sus conquistas se cuentan la reportera parlamentaria Michele Cotta, la columnista Jacqueline Chabridon y la periodista de agencia Elisa Friedrich.
Nicolas Sarkozy también cayó rendido a los encantos del cuarto poder y, tras la marcha de Cecilia Sarkozy, mantuvo una relación tórrida con la periodista Anne Fulda. Cecilia volvió con él y eso puso fin a la aventura. Tras el divorcio definitivo, apareció Carla Bruni y el hiperactivo presidente serenó su vida sentimental convirtiéndose de nuevo en padre.