
Es el fin de veinte años en el Parlamento, pero no el término de su aventura política. Silvio Berlusconi ya no es un Senador de la República Italiana: ayer la Cámara alta transalpina votó su expulsión del Parlamento tal y como estaba previsto por la condena a 4 años de prisión que el Supremo de Roma le conminó el pasado agosto, confirmando las sentencias de primera y segunda instancia por fraude fiscal en el llamado 'caso Mediaset'.
A pesar de las nueve ordenes del día y de la obstrucción de los partidarios de Berlusconi, en la tarde de ayer finalmente llegó el cese del magnate, gracias a la mayoría relativa de la que goza el centroizquierda transalpino en el Senado.
Sin embargo el líder conservador no ha esperado pasivamente su expulsión: Berlusconi, justo cuando los senadores empezaban a votar, ha reunido a la puerta de su casa romana a miles de personas. Recurriendo en su discurso a 20 años de historia personal y política, Il Cavaliere ha dejado claro que su salida del Parlamento no coincide con el fin de su actividad política: "No nos retiraremos en algún convento".
En campaña
"No tenemos que desesperarnos si el líder del centroderecha ya no es senador, también en otros partidos, los líderes no son miembros del parlamento", afirmó el magnate haciendo referencia al futuro secretario del Partido Demócrata, Matteo Renzi y al cómico Beppe Grillo, portavoz del Movimiento 5 Estrellas. Añadió que "incluso fuera del Parlamento se puede continuar a combatir para la libertad".
Es el comienzo de una campaña electoral que Il Cavaliere ya ha lanzado con la refundación de su partido (que ha vuelto al antiguo nombre de Forza Italia): ayer el líder conservador citó a sus seguidores hasta "la próxima campana electoral".