
Mientras que el Papa Francisco proclama una Iglesia católica de "los pobres", Alemania vive el escándalo del obispo de Limburg, Franz-Peter Tebartz-van Elst. El prelado, apodado por la prensa alemana como "el obispo de lujo" ha gastado más de 30 millones de euros para construir su residencia con fondos de esta institución.
En el seno de la propia Iglesia católica alemana se suceden las críticas y peticiones de renuncia del obispo. El Vaticano, alertado de sus excesos, envió el pasado septiembre a un emisario a Limburg para entrevistarse con el prelado. La polémica se produce en un momento de gran preocupación en la Iglesia por el alto número de bajas de fieles.
El estilo de vida del obispo ha sido tachado de pomposo y en clara discrepancia con el precepto de modestia defendido por Francisco que quiere convertirse en un guía espiritual que renuncia al boato y la ostentación. El Papa aspira a convertirse en el primer buen samaritano de su rebaño, a revestirse de humildad, de desprendimiento, de solidaridad y acercamiento a los creyentes (e incluso a los que no creen). Busca erradicar errores pasados y volver a la Iglesia que ha desarrollado, y desarrolla, una importantísima labor social en el mundo dando ejemplo de entrega y verdadera caridad. En definitiva, de auténtico cristianismo.
El Papa no rechaza hoy la Iglesia que defiende la Teología de la Liberación. Se ha acercado a las teorías de Leonardo Boff y del padre Teodoro Gutiérrez, quien ha dicho que la teología "está en el Evangelio".
El escándalo de Limburg es uno más de los que ha tenido lugar al amparo de la opacidad de las finanzas de la Iglesia. Más ahora que el Papa Francisco está respondiendo a las demandas de cambio por parte de la comunidad internacional. Se ha aprobado una ley para presentar sus cuentas públicas de manera totalmente transparente.
La ley sobre transparencia financiera y prevención de lavado de dinero, en vigor desde el martes, abarcará al banco de la ciudad-estado y a todos los demás departamentos que manejen dinero. La norma contiene artículos sobre supervisión interna y cooperación con otros países y agencias del orden.
Más medidas
Tras nombrar una comisión para asesorarle sobre cómo reformar el banco, el Papa no descartó cerrar la institución si es necesario. El banco es aún investigado por jueces italianos por sospechas de lavado de dinero, un hecho que la institución niega. Un prelado del Vaticano arrestado en junio se enfrenta a un juicio en diciembre bajo la acusación de contrabando de dinero.
Un reporte de Moneyval, el comité del Consejo Europeo contra el lavado de dinero, señaló el año pasado que si bien la Santa Sede había tomado medidas para mejorar los estándares, se precisaba hacer más. El comité, que realizó la revisión a petición del Vaticano, debe llevar a cabo otro análisis más adelante este año.
Según el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados que ha sido ratificado en su cargo, la nueva ley acerca a la Santa Sede a cumplir con las recomendaciones de Moneyval y los estándares internacionales.
Reputación financiera
Una de las metas principales del Papa Francisco es precisamente limpiar la reputación financiera del Vaticano. Más allá de esto, con su pontificado avanza la reforma de la Curia romana y de la Iglesia en su totalidad.
El arzobispo Pietro Parolin, reconocido conciliador y negociador, sustituye en el cargo de secretario de Estado del Vaticano al arzobispo Tarcisio Bertrone, nombrado en 2006 por Benedicto XVI. Las dos grandes tareas del nuevo secretario de Estado, el segundo hombre del Vaticano después del Papa, son limpiar y adelgazar la estructura de la Curia devolviendo a la Santa Sede su protagonismo en la comunidad internacional. La intervención de la Iglesia en el caso de Siria es un buen ejemplo.
Monseñor Parolin contará para realizar su tarea con el informe en que trabaja la comisión de nueve cardenales nombrada por el Papa Francisco, para revisar la Constitución Apostólica Pastor Bonus, promulgada por Juan Pablo II en 1988.
Mamberti, Parolin y el secretario de Interior, Giovanni Angelo Becciu, proceden del servicio diplomático. Que los tres personajes más importantes de la actual Curia sean diplomáticos revela la voluntad del Papa de abrir la Iglesia y relacionarla con el mundo, para que asuma responsabilidades.
Es cierto que hay entre algunos sectores católicos un cierto "malestar" por los gestos y actitudes del Santo Padre. Sin embargo, este malestar puede ser útil y fue previsto por el mismo Papa. Francisco lo tiene en cuenta en su visión de una Iglesia en la que, como explica, la unidad no se confunde con la uniformidad.