La reforma del Estado que la troika pide a Portugal para que ahorre 4.700 millones de euros fue el escollo insalvable que hizo naufragar las negociaciones entre conservadores y socialistas para sellar un pacto de salvación nacional.
Los documentos divulgados sobre el desarrollo de las conversaciones entre el gobernante Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha) y el principal de la oposición, el socialista (PS), revelan el abismo de sus posiciones ante esa reforma, que supone un refuerzo de las medidas de austeridad aplicadas desde hace dos años.
La reforma de la discordia ya está en preparación por parte del Ejecutivo luso, que planea aplicarla entre este año y el próximo, e incluye la reducción del número de funcionarios y cambios en el sistema de pensiones, como medidas de mayor impacto económico.