
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha confirmado el martes que un excontratista de una agencia de espionaje estadounidense buscado por Washington está en un área de tránsito en un aeropuerto de Moscú, pero rechazó entregarlo a Estados Unidos, calificando las críticas de ese país como "basura" y "delirios".
En sus primeros comentarios públicos desde que Edward Snowden llegó en un vuelo el domingo, Putin pareció restar importancia al alboroto político provocado por el fugitivo, cuya huida de las autoridades de Estados Unidos se está convirtiendo en una creciente vergüenza para el presidente Barack Obama.
Cuando un periodista le preguntó sobre el tema, Putin sonrió fugazmente. "Yo preferiría no lidiar con estos temas. Es como trasquilar a un cerdo: hay muchos gritos, pero poca lana", dijo Putin en una conferencia de prensa en Finlandia.
Snowden, quien trabajó como un administrador de sistemas en una instalación de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) en Hawái, enfrenta cargos de espionaje de Washington tras divulgar detalles sobre programas de vigilancia secretos del país a medios de comunicación.
Dos fuentes de seguridad nacional de Estados Unidos dijeron que las agencias de inteligencia han detectado que miembros de organizaciones milicianas vigiladas, incluidos grupos islamistas suníes y chiíes, han comenzado a alterar sus patrones de comunicación, lo que se cree es una respuesta a las filtraciones de los programas secretos.
El director de la NSA, Keith Alexander, buscó asegurar a sus empleados que la indignación por los programas de vigilancia filtrados por Snowden no está dirigida en su contra y que la agencia "asumiría la responsabilidad".
La negativa de Putin a extraditar a Edward Snowden podría ahondar una disputa con Estados Unidos que también involucra a China y amenaza las relaciones entre países que serían esenciales para solucionar conflictos globales como la guerra en Siria.