Europa

Reino Unido da su último adiós a Thatcher, en plena fase de recortes

Restos mortales de Margaret Thatcher. Imagen: Reuters

Tras diez días de análisis de su legado, Reino Unido dio ayer el último adiós a Margaret Thatcher en un multitudinario funeral ceremonial que, aunque en la forma no tuvo la categoría de Estado, reservada para los monarcas, en el fondo contó con la pompa y los honores militares para rendir tributo a la inquilina que más ha residido en Downing Street en 150 años. Crecen las críticas por la solemnidad del funeral

Más de 2.000 invitados llenaron la catedral de Saint Paul en la que se celebró el oficio religioso organizado por la propia ex primera ministra, quien había solicitado expresamente que no hubiese panegíricos. En su ausencia, la ceremonia se centró en su faceta más humana, llegando a provocar risas por algunas de las anécdotas contadas por el obispo de Londres e, incluso, algunas lágrimas, como las del ministro del Tesoro, George Osborne.

Todavía una figura polémica en un país en el que el thatcherismo constituye una ideología política en sí misma, las temidas protestas esperadas por el evento finalmente no produjeron incidencias, gracias en parte a un despliegue de seguridad que recordaba al de los Juegos Olímpicos de Londres.

Tras las bombas de Boston y con la presencia de autoridades británicas e internacionales, la Policía Metropolitana decidió atar en corto un dispositivo que vio el traslado del féretro desde el Parlamento hasta la City.

Miles de personas se congregaron para acompañar el cortejo fúnebre, si bien en otras áreas del país, especialmente al norte de Inglaterra, las concentraciones fueron menos favorables a una mandataria que ejecutó un proceso de privatizaciones que afectó notablemente a la evolución del sector industrial británico.

Amigos y enemigos

También en su partido la Dama de Hierro logró el hito de reunir apoyos y enemistades. Su decidida vocación por el libre mercado le granjeó rivalidades y las diferentes facciones que su gestión generó entre las filas tories provocaron su defenestración en 1990.

Ayer, sin embargo, entre los conservadores no había espacio para la crítica. Se reivindicó el programa reformista de la hasta ahora única mujer que ha llegado al número 10, destacando su contribución para la recuperación del músculo competitivo británico, y subrayando también que la receta era para los convulsos años 80.

En un proceso de reformas similar, el partido quiso homenajear a uno de sus símbolos, sin horadar las figuras que dirigen hoy el timón, empezando por David Cameron.

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