Europa

Hollande, en el abismo por los escándalos y la crisis económica

Françoise Hollande, presidente de la República francesa. Imagen: EFE

Incapaz de poner un freno a la crisis de confianza desatada por el caso Cahuzac, el Gobierno francés ha prometido publicar en su sitio web las declaraciones de patrimonio de los 37 ministros del Ejecutivo. Algunos miembros ya lo habían hecho por iniciativa propia a principio de la semana pasada, en medio del clima de desconfianza generalizada contra los políticos que reina desde de que el exministro de Presupuesto, Jérôme Chauzac, confesó tener una cuenta secreta en Suiza y haber mentido al respecto durante cuatro meses. Hollande no logra apagar el escándalo político que amenaza a su Gobierno

Criticados por no actuar con contundencia, acusados de hacer la vista gorda, el presidente y el primer ministro decidieron finalmente exigir a todos sus ministros que hagan público su patrimonio y hacerlo de manera coordinada para negar la imagen de un Ejecutivo a la deriva y en pánico que transmite la prensa francesa desde hace diez días.

¿Demostración de transparencia o simple maniobra populista? La decisión está lejos de contar con un apoyo unánime incluso en las propias filas de la mayoría gobernante. En una entrevista al periódico Le Figaro, el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Claude Bartolone, se mostró escéptico. "La deriva individual del señor Cahuzac no debe desembocar en una culpabilidad colectiva. Lanzó una advertencia contra las iniciativas que alimentan el populismo" dijo Bartolone.

En apenas una semana, François Hollande compareció en dos ocasiones ante los medios para explicar las medidas que tomará su Gobierno para intentar apagar el incendio político. A la espera de que el Gabinete presente el borrador de su proyecto de ley sobre la moralización de la vida política el próximo 24 de abril, el presidente anunció una batería de medidas para asegurar la transparencia.

El Gobierno galo piensa crear una Alta Autoridad independiente encargada de controlar el patrimonio de ministros, parlamentarios y representantes locales. Hasta ahora existía una comisión de transparencia pero sin poderes suficientes para ejercer un control efectivo sobre las declaraciones patrimoniales de los líderes políticos. Hollande anunció la creación de una fiscalía dedicada a la lucha contra la corrupción y el fraude fiscal. El mandatario también aseguró que se intensificará la lucha contra los paraísos fiscales y que los bancos franceses deberán presentar todos los años una lista de sus filiales en el extranjero.

"Seré implacable porque fui elegido por la voluntad de una República ejemplar", aseguró Hollande, quien se dijo "ofendido, golpeado y herido" por las mentiras de su exministro. Pero la respuesta de la opinión pública a través de los sondeos fue severa. Tres encuestas de opinión publicadas en la última semana mostraron que la popularidad de Hollande cayó por debajo del 30%, superando el récord de rechazo que llegó a registrar el expresidente Nicolas Sarkozy.

En otro sondeo, publicado por el periódico Journal du Dimanche, el 60 por ciento de los encuestados está a favor de que el presidente disuelva el Parlamento y convoque elecciones legislativas anticipadas. Más preocupante para el conjunto del espectro político: según una encuesta de Le Figaro, el 77 por ciento de los franceses piensa que sus representantes políticos son corruptos. Una verdadera crisis de confianza entre los electores y sus representantes que se teme dispare el voto hacia las formaciones de extrema derecha e izquierda.

A pocas semanas de cumplir un año en el poder, la presidencia de François Hollande atraviesa uno de sus peores momentos, al punto de que muchos se preguntan si el mandatario socialista será capaz de salir adelante o si los próximos cuatro años serán un largo vía crucis.

Las expectativas que generó Hollande con su llegada al poder se han ido esfumando. Si bien el líder socialista había advertido de que la situación económica no mejoraría de manera inmediata, la economía gala está lejos de dar signos de mejoría y, según reconoció el ministro de Economía, Pierre Moscovici, este año el PIB francés crecerá apenas un 0,1 por ciento. París se empeña en mantener su previsión para el año que viene y asegura que la economía gala crecerá 1,2 por ciento en 2014.

Las dificultades se acumulan para Hollande. El Ejecutivo ya reconoció que no cumplirá con el objetivo de 3 por ciento de déficit para este año y para el año que viene tiene que llevar a cabo otros 6.000 millones de euros en recortes si quiere alcanzar el objetivo. Todo apunta a que el mandatario deberá renunciar a su propuesta estrella de campaña de gravamen al 75 por ciento sobre las grandes fortunas, considerado inconstitucional. Y mientras tanto, el Ejecutivo prepara una nueva reforma de las pensiones para finales de año.

Como si no fuera poco con el descontento popular, el presidente tuvo que hacer frente en los últimos días a la revuelta de varios ministros del ala izquierda de su partido que airearon sus reclamos a través de la prensa. "La seriedad presupuestaria, si mata el crecimiento, deja de ser seriedad y pasa a ser algo absurdo y peligroso" le dijo el sulfuroso ministro de la Recuperación productiva Arnaud Montebourg al periódico Le Monde. Respuesta de Hollande: no habrá cambio de rumbo. "Ningún ministro puede cuestionar la política conducida por el gobierno " dijo el mandatario galo durante su última comparecencia intentando hacer valer su autoridad. "Mi política permite evitar la austeridad y recuperar el crecimiento" insistió Hollande. A pesar de estos desafíos a su autoridad, por el momento, el mandatario galo descarta una remodelación del Ejecutivo.

Pero el escándalo provocado por las mentiras y revelación de la cuenta secreta de su exministro de Presupuesto ha supuesto un golpe duro para un presidente que hizo campaña con la promesa de transparencia y de repartir el esfuerzo económico de manera justa. El candidato Hollande prometió acabar con las relaciones demasiado estrechas entre poder político y financiero y los numerosos escándalos que marcaron el final de la presidencia de Nicolas Sarkozy.

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