
"Cada cosa a su tiempo". El líder del centroizquierda italiano Pier Luigi Bersani confía en una política de pequeños pasos para encontrar en el Parlamento una mayoría de Gobierno. Y desde el pasado sábado ya tiene alguna posibilidad más.
En vísperas de los encuentros que los líderes políticos tendrán con el presidente de la República a partir del miércoles 20 de marzo, Bersani consiguió colocar a sus candidatos en la presidencia de la Cámara de Diputados y del Senado.
Tras varias votaciones sin éxito -que bien reflejan los problemas que la izquierda transalpina todavía tiene para formar Ejecutivo-, el líder progresista ganó la partida gracias a un golpe de imagen: presentando para los dos cargos, en vez de a directivos de su partido, a personalidades como la exportavoz del Alto Comisariado de Naciones Unidas para los refugiados en Italia, Laura Boldrini, y el exfiscal nacional antimafia Piero Grasso. La elección de personas hasta ahora alejadas de la política, subrayó Bersani, es una señal del cambio que la izquierda italiana quiere dar a su Gobierno.
Para Boldrini en la Cámara de Diputados el camino resultó más simple, ya que en el Congreso italiano el frente formado por el Partido Democrata (PD) y sus aliados de Izquierda, Ecología y Libertad (SEL, en sus siglas en italiano) goza de amplia mayoría. En la cuarta votación (en las primeras celebradas el viernes era necesario el quórum de los dos tercios y no se consiguió llegar a ningún acuerdo) la exportavoz de la ONU consiguió 327 votos, resultando la tercera mujer presidente de la Cámara baja en la historia de Italia.
Senado
Al contrario en la elección de Grasso a la presidencia del Senado, donde el centroizquierda no cuenta con la mayoría absoluta, Bersani intentó conquistar los votos del Movimiento 5 Estrellas (M5S) del cómico Beppe Grillo, que siempre se opuso a cualquier acuerdo con los partidos. El secretario del PD, ganó en parte su batalla: Grasso resultó elegido en el balotaje con el presidente saliente, el berlusconiano Renato Schifani, gracias a 137 votos, doce más de los de su partido procedentes de los senadores del M5S.
A través de la indicación de una personalidad como el exfiscal nacional antimafia, la izquierda consiguió abrir brecha en el movimiento de Grillo, que anteriormente había decidido dar un voto nulo. Ha sido la oposición de algunos senadores sicilianos del M5S, que temían que resultase elegido Schifani (acusado en pasado de concurso externo en asociación mafiosa ) lo que llevó a romper la unanimidad en el Movimiento.
"No podíamos controlar un voto secreto. No queremos crucificar a quien votó por Grasso" dijo el portavoz del M5S en el Senado Vito Crimi. Más dura la reacción del fundador Grillo a través de su blog: "Las votaciones en el grupo se deciden por mayoría. Si alguien se hubiese substraído a esta obligación habría mentido a los electores. Espero que saque las debidas consecuencias" escribió ayer el cómico.
Y es que la brecha en la unanimidad de los senadores del M5S aumenta las esperanzas de Bersani de encontrar una mayoría de Gobierno en el Senado. "Hay gente que empieza a entender que queremos un cambio de verdad. Demostraremos que estamos preparados para seguir en este camino" dijo el líder del PD comentando la docena de votos a favor de Grasso procedentes del M5S. "Si evaluamos bien los números, se ve que hay un rayo de esperanza" añadió su brazo derecho Maurizio Migliavacca.
El riesgo de nuevas elecciones
Después de tantas negativas del Movimiento de Grillo a apoyar a los partidos políticos, los senadores "a 5 estrellas" empiezan a disgregarse. Pero igualmente los pocos tránsfugas del M5S no serían suficientes para formar un Ejecutivo: para ser presidente, Bersani tiene que contar con 40 senadores más de los que ya controla: la mayoría en el Senado es de 158 escaños y PD y SEL sólo tienen 125. Beppe Grillo puede contar con 57 escaños, y resultaría muy difícil para la izquierda convencer a dos tercios de los senadores del M5S.
Del otro lado, con la elección de los dos candidatos del centroizquierda a la presidencia de las dos Cámaras, Bersani se ha ganado aún más como enemigo a Berlusconi haciendo caer la posibilidad de un nuevo Gobierno tecnócrata apoyado por izquierda y derecha. Il Cavaliere, que habría agradecido que se le cediese al menos la presidencia de una de las Cámaras, jugará ahora su propia partida judicial y, con varias sentencias a punto de llegar, apuesta por volver al voto.
Así que si del encuentro de los partidos con Giorgio Napolitano -el presidente, a quien le corresponde nombrar al primer ministro-, surge un fracaso, Italia podría volver a votar en breve. De ahí, la presentación de dos personalidades desligadas de la política para las dos Cámaras. La izquierda ya calienta motores para batir a Grillo en el campo de la transparencia. Y esta vez quiere salir de las generales con una victoria plena.