El Papa Benedicto XVI conmocionó al mundo católico al convertirse en el primer pontífice desde la Edad Media que dimite, diciendo que la falta de fuerzas le impedían seguir dirigiendo la Iglesia en un periodo de cambios importantes y confusión.
El pontífice de 85 años anunció su abdicación como líder de los 1.200 millones de católicos del mundo en un discurso en latín, el idioma universal de la Iglesia, a los cardenales congregados en el Palacio Apostólico del Vaticano.
"He llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino", dijo, en referencia a la tradición que se remonta el papado a San Pedro, hace 2.000 años.
Continuará en el cargo hasta las 19:00 GMT del 28 de febrero, antes de dimitir y dar paso a la elección de un nuevo papa, que responsables vaticanos dijeron que prevén suceda antes del inicio de la Semana Santa, el 24 de marzo.
Se prevé que Benedicto XVI pase algún tiempo en la residencia papal de verano, cerca de Roma, antes de retirarse a pasar sus últimos años de vida en un convento de clausura en el Vaticano y no participará en la elección de su sucesor.
Conocido como "el Rottweiler de Dios" antes de su elección en 2005, Benedicto XVI luchó contra la expansión de valores materialistas en la sociedad y se opuso fuertemente a la relajación de las restricciones tradicionales de la Iglesia contra los anticonceptivos, homosexuales o mujeres sacerdotes.
Sus ocho años en el cargo se vieron ensombrecidos por escándalos como los abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes o la detención de su propio mayordomo por el robo de documentos confidenciales en el denominado caso "Vatileaks".
El Papa dijo que dejaba el cargo "con total libertad" y responsables eclesiásticos trataron de hacer hincapié en que el gobierno de la Iglesia no se vería afectado por su inesperada marcha, que incluso sorprendió a estrechos colaboradores.
Aunque su sorprendente decisión fue recibida con homenajes respetuosos por los líderes mundiales, incluidos el presidente de EEUU Barack Obama y la canciller alemana Angela Merkel, otros subrayaron los problemas que marcaron gran parte del papado de Benedicto XVI.
"Respeto profundamente la decisión de Benedicto XVI, especialmente dado que no cumple con la tradición", dijo Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo y católico. "Su pontificado ha sido corto pero muy difícil".
Fumata blanca
El complejo engranaje para elegir a un sucesor se pondrá en marcha dejando paso al cónclave de cardenales, cuya decisión será anunciada con la fumata blanca de la chimenea de la Capina Sixtina.
Ha crecido la especulación de que la Iglesia podría nombrar a su primer líder no europeo, para reflejar el creciente peso de regiones como África y América Latina, que ahora representan al 42 por ciento de los católicos del mundo.
"Podría ser la hora de un papa negro, o uno amarillo o rojo, o uno latinoamericano", dijo el arzobispo de Guatemala Óscar Julio Vian Morales tras el anuncio de Benedicto XVI.
Tras el papado de Benedicto XVI, relativamente corto, que sucedió al pontificado de 27 años de Juan Pablo II, los cardenales también pueden verse inclinados a elegir a un hombre más joven que el papa alemán, que tenía 78 años cuando fue designado.
Sea quien sea el elegido tendrá que lidiar con asuntos regionales y tensión entre los católicos conservadores que han apoyado la línea doctrinal estrictamente tradicionalista de Benedicto XVI y otros que sienten que ha ahogado el cambio y el desarrollo.
"En Europa, la Iglesia está buscando una nueva relación con la sociedad. En muchos países de Asia y África está experimentando una expansión increíble", dijo el arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schoenborn.
El propio Benedicto XVI ha experimentado una mezcla de sensaciones al lidiar con culturas diferentes a la suya, desatando la indignación entre los musulmanes con un discurso crítico con el islam en 2006 y enfadando a muchos africanos por oponerse al uso de los preservativos para combatir la expansión del sida.
Nunca tan popular como el adorado Juan Pablo II, Benedicto XVI es un estudioso teólogo con poco del instinto político que elevó a su predecesor a la primera línea de los hombres de estado mundiales.
Su decisión de dejar el cargo sacudió a algunos católicos, que sienten que el Papa debería permanecer en el cargo hasta el final de sus días, y su salida deja a la Iglesia con un papa retirado y otro en activo por primera vez en cientos de años.
El último papa que dimitió por voluntad propia fue Celestino V, un ermitaño que ejerció solo unos meses antes de abdicar en diciembre de 1294. Otro papa, Gregorio XII abdicó a regañadientes en 1415 para poner fin a una disputa con un rival que reclamaba el papado.