Europa

Grecia repite jugada: el domingo ganará la derecha pero no podrá formar Gobierno

El dirigente de Nueva Democracia, Antonis Samaras. Foto: REUTERS

Algunos dicen que las elecciones del 17 de junio son las más críticas de toda la historia contemporánea del país heleno. Exagerada o no, esta estimación indica una verdad indiscutible: que el resultado de las urnas helenas comprometerá el futuro del país tanto a corto como a largo plazo y decidirá de buena manera si Grecia seguirá siendo un miembro de la zona euro o si la vuelta al dracma se convertirá de un escenario indeseable en una realidad inevitable. De hecho, las perspectivas económicas y la posición que tiene que mantener Grecia de aquí en adelante frente a sus acreedores internacionales son los dos temas que ocupan la mayor parte del espacio en el debate preelectoral entre los partidos políticos griegos.

De acuerdo con las declaraciones de los candidatos, se puede decir que de cara a las elecciones se han formado dos frentes principales. El primero representa a aquellas fuerzas políticas que proponen una renegociación conservadora de los pactos firmados entre Grecia y los europeos, algo que supuestamente garantizaría la financiación del país y su permanencia en el euro. Por otro lado, está el frente que propone anular unilateralmente los compromisos internacionales de Grecia, con el fin de romper la dependencia del país de los centros europeos y frenar la recesión.

Esta última opción viene respaldada por los partidos de izquierda, quienes son los únicos que no votaron a favor de ningún pacto que el Gobierno griego firmó con la UE y el FMI. Ambas propuestas suponen una verdadera aventura para Atenas, que va atravesando momentos de tensión, que se reflejan claramente en el debate social. El dilema "euro o dracma" cuenta con persuasivos defensores y entusiastas oponentes de ambos caminos, aunque no está muy claro si tal decisión está en manos de los griegos.

Nueva Democracia

Según lo que indican las últimas encuestas publicadas, el partido conservador de Nueva Democracia probablemente ganará estas elecciones, aunque conseguir la mayoría absoluta parece un sueño de noche de verano. El dirigente de ND, Antonis Samarás, intenta dejar claro que volver al dracma supondría una verdadera catástrofe para el país.

"Lo que está en juego el 17 de junio es la permanencia en el euro" declara entono alto, en un esfuerzo de presentar a ND como la fuerza que puede garantizar la orientación europea de Grecia. En su programación preelectoral, Samarás destaca una leve renegociación de las condiciones del memorando que firmó Grecia junto con la UE y el FMI, sin tener en cuenta, sin embargo, que los europeos no se han mostrado dispuestos a renegociar algo, por lo menos hasta este momento. Se estima que ND conseguirá un 22-26 por ciento en las urnas, algo más de las últimas elecciones, pero muy lejos del objetivo de los 151 diputados que le ofrecería el mando absoluto en el Parlamento heleno.

La coalición de izquierdas Sýriza es el segundo favorito para ganar el primer lugar en las elecciones. Sýriza declara que la anulación unilateral del memorando es en realidad el único camino para Grecia, refutando al mismo tiempo que esta reacción supondría la salida inmediata del país de la zona euro. Sýriza sigue poniendo como objetivo formar un Gobierno de izquierdas, aunque su invitación encuentra el rechazo directo por parte del comunista KKE y la tibia aceptación por parte de la Alianza Democrática.

El tercer polo es el debilitado Pasok, el partido socialista que en realidad llevó en sus hombros el esfuerzo económico y reformador de los últimos dos años, pagando el momentum de manejar estos temas con el colapso de su fuerza electoral el 6 del mayo pasado.

Lo que es seguro es que el día siguiente de las elecciones enseñará a las formaciones políticas que sólo hay un camino: la colaboración.

Para formar Gobierno, los partidos griegos tendrán que volver a la mesa de la negociación y se verán impelidos a agotar las posibilidades para crear un Ejecutivo. Y es cierto que la sensación general es que esta vez sí que se conseguirá esta meta, aunque hay que esperar a las urnas para aclarar los equilibrios en el Parlamento heleno.

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