Europa

La City bajo la City: Los túneles de Kingsway, a la venta

¿Recuerdan los primeros minutos de la serie de televisión Superagente 86? Maxwell Smart, el protagonista, entraba en un edificio y, tras una sucesión de puertas, llegaba a una cabina desde donde accedía a un laberinto de túneles, el lugar en el que trabaja su organización.

Pues bien, este lugar emblemático está a punto de pasar a la historia porque la compañía de telecomunicaciones British Telecom va a deshacerse de estos túneles que horadan la City y va a ponerlos a la venta. Construidos en 1942 como refugio contra los bombardeos alemanes, la trama de pasillos y corredores se extiende a 30 metros de profundidad, formando una auténtica ciudad bajo la ciudad.

Si su sueño es convertirse en un auténtico Dr. No, no puede pasar sin contar con una base secreta apropiada. Para ello necesitará solamente cinco millones de libras, la cantidad que le separa de un complejo capaz de albergar a unas 8.000 personas. Bien situado, a tan sólo unos metros de la parada de metro de Holborn, su entrada pasa absolutamente desapercibida, convertida en una puerta anodina en pleno corazón financiero de la capital de la Unión Jack.

BT llegó a albergar a 200 trabajadores en sus entrañas y todavía mantiene una sala de billar, un comedor, cantina, oficinas y una pecera, aunque la mayoría del mobiliario ya ha sido desplazado. Su capacidad para autogestionarse está por encima de cualquier prueba, toda vez que se testó ante la amenaza nuclear de la crisis de los misiles cubanos de 1962, con el personal operativo sepultado bajo tierra dos semanas a la espera de los acontecimientos.

Entre periodistas

La discreción también está garantizada, con Fleet Street, la calle más relacionada con el periodismo del mundo, a dos pasos de la antigua sede del Daily Mirror, que no supo desentrañar el secreto del ascensor que comunicaba el búnker con el exterior.

El complejo de Kingsway se edificó por orden del Gobierno y se diseñó para que mantuviera un mantenimiento autónomo de ventilación, agua y energía. Aunque no es el único en la capital, ya que los distritos del sur de Stockwell y Clapham son poseedores de reliquias semejantes, pero el de la City se caracterizaba por tener como objetivo albergar a las tropas británicas.

El Transporte de Londres declinó la posibilidad de comprarlos y, terminada la amenaza de la Luftwaffe, la guerra fría provocó que el subsuelo de la ciudad se poblara de los Servicios de Inteligencia de Su Majestad. El complejo entonces desapareció, al menos dejó de existir oficialmente, para convertirse en una referencia velada en los archivos bajo el nombre de los túneles 2147.

Base de operaciones encubiertas

El Mi6 lo empleó como base para operaciones encubiertas antes de caer en desuso, pasando a las mucho menos interesantes manos de la Oficina de Registros Públicos. Cuatrocientas toneladas de documentos se hacinaron donde antes lo habían hecho soldados y espías. En el momento de recoger semejante legado, British Telecom todavía era una empresa estatal y amplió las instalaciones hasta el kilómetro y medio que ahora tiene.

El refugio no se pudo sacudir el recuerdo de los bombardeos y asumió la condición de salvaguarda de las comunicaciones de la ciudad. La más famosa de todas ellas fue el teléfono rojo que conectaba a Washington y Moscú, a John Kennedy y Nikita Kruschev, y que se albergó en su interior. Antes de que cayera el muro, la instalación fue perdiendo peso ante el avance de las tecnologías, que minimizaba el espacio de almacenamiento necesario, hasta caer semiabandonada a mitad de la década de los noventa.

La empresa ya puso este pedazo de historia en el mercado en 1996, pero la retiró al poco tiempo, al no encontrar un comprador. El gigante de las telecomunicaciones espera ahora ofertas acordes con su currículo de sesenta años de discreto e intensísimo servicio. Pero el secreto se ha revelado y los proyectos, menguados en su ambición por la crisis crediticia que se extiende por encima de sus paredes y en casi todo el planeta, no ha impedido que la imaginación volara.

Imaginación al poder

Una cena que se cierra con una fusión millonaria, un intercambio de tarjetas sobre la mesa y, por qué no, tomarse una copa en un lugar diferente a los demás. ¿Por qué desplazarse en horizontal cuando uno puede adentrarse en un mundo subterráneo exclusivo? Simon Woodroff, el creador de la cadena de restaurantes YO! Sushi, quiere imponer su idea de proyecto. El creador del concepto de Yotel, los hoteles de lujosas cabinas inspiradas en las cápsulas japonesas, podría instalarse entre los cuatro túneles principales, dotando el complejo de clubs nocturnos y restaurantes ad hoc. Una oferta de lo más original y tentadora.

Sin embargo, la empresa vendedora no parece muy convencida de esta iniciativa, ya que es consciente de la severidad de las normas antifuego que rebajan en mucho esas ambiciosas pretensiones. Por el contrario, British Telecom ve con mejores ojos la proyección de las conversaciones mantenidas hasta el momento con diversas galerías de arte, ansiosas por posicionarse en una zona privilegiada de Londres rompiendo, además, con lo más tradicional.

Con menos atractivo, al menos para la ensoñación popular, también llegan las propuestas de compañías de datos, además de bancos y empresas que, pase el tiempo que pase, siempre buscan un sitio donde ocultar sus secretos.

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