Eurocopa 2016

La intrahistoria del penalti de Cesc: Del Bosque le pidió que fuera el 2º

Cesc celebra con Casillas su penalti marcado ante Portugal | EFE

Los pequeños detalles, en el fútbol, cuentan y mucho. Que se lo digan a Cesc Fábregas y su lanzamiento de penalti que, ayer, ante Portugal, metió a España en la final de la Eurocopa. Hace cuatro años, ante Italia, en cuartos de final, él también fue el encargado de tirar el último tiro que daría a 'La Roja' un histórico pase a semifinales. ¿Casualidad? No. Fábregas eligió de nuevo ser el último tirador contraviniendo el consejo de Vicente Del Bosque. Esta es la intrahistoria de un lanzamiento que para siempre quedará en nuestras retinas.

Todo comenzó a cocinarse cuando, tras señalar el final de la prórroga, los internacionales acuden a sus respectivos banquillos para decidir el orden de la tanda definitiva. Ahí, Del Bosque, con en un papel anotado a mano, empieza a discutir con los suyos quienes serán los encargados de lanzar los penaltis que darán a España la gloria.

"En momentos como éstos son los jugadores los que deciden. Tú les indicas tus preferencias, pero al final depende de su confianza y son ellos los que dicen si quieren tirar o no", comentó al concluir el partido el entrenador salmantino.

Lo que no aclaró Del Bosque es, una vez configurada la lista de los que iban a ser lanzadores, él pidió seguir un orden distinto al finalmente ejecutado. Cosas de la autogestión de un grupo de campeones. Cosas de un entrenador que confía en sus chicos hasta límites como el demostrado ayer ante Portugal.

Con un sólo especialista en penaltis sobre el terreno de juego (Xabi Alonso), había que hacer malabares para jugar en la estrategia que supone decidir el orden final. En ese juego casi psicológico, Del Bosque lo tenía claro: quería que Cesc, por su seguridad, fuera el segundo tirador de España. El tercero, según su lista, sería Iniesta. Luego Ramos y, por último, Piqué.

Sin embargo, Fábregas, en medio del corrillo improvisado del Donbass Arena pidió la palabra y contravino el consejo de su entrenador. "Míster, yo quiero tirarlo el último, como hace cuatro años", le dijo. Lo confirmó el propio Cesc al finalizar el partido. "Sí, el entrenador me pidió que fuera el segundo, pero no sé si por superstición o por confianza, le rogué ser el último y no me puso problemas", dijo.

Además, también confesó qué le dijo a la pelota mientras la colocaba en el punto de penalti. Las cámaras lo pillaron in fraganti y al culé no le importó confesar: "Le dije que no me fallara, que hiciera lo mismo que contra Italia". Y la pelota no le falló. Cesc marcó para tranquilidad de Del Bosque. Había fallado en su consejo. El fallo, quizá, más dulce de su carrera

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