No marcó ningún gol ni dejó jugadas que pasarán a los anales de la historia, pero el jugador del FC Barcelona Xavi Hernández se llevó, con todo merecimiento, el premio al jugador más valioso del torneo que se celebró en Austria y Suiza.
El mediocentro catalán fue el timón de un medio del campo plagado de peloteros que demostraron que el cerebro puede ganar al músculo y pese a su clara desventaja física frente a la mayoría de selecciones los españoles lograron dominar claramente la mayoría de los partidos que disputaron.
Con 1.70 metros, Xavi Hernández encarna el crecimiento del chico bajito. Su pase perfecto y una lectura del juego por encima del resto fueron parte fundamental del triunfo de España, que terminó siendo el mejor jugador del torneo.
Entidades
