Pese al tono elevado y a las buenas intenciones del discurso de Rajoy del pasado domingo, en el que apeló a la grandeza de espíritu y apostó con vehemencia por la unidad y cohesión del Partido Popular, es evidente que los sucesos que están ocurriendo en su interior desgastan extraordinariamente tanto a la formación política como a su liderazgo. ¿Quién cree usted que debería ser el sucesor de Rajoy?
La batalla interna en Caja Madrid, fruto de las ambiciones exorbitantes de quienes se la disputan, de un lado, y, si se confirma, el presunto escándalo de los espías, tan vidrioso y sin embargo tan poco edificante, de otro lado, dejan a Rajoy a los pies de los caballos, pero también merman gravemente el crédito de los dos aspirantes a la sucesión: ni la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ni el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, saldrán indemnes de esta antiestética guerra fratricida.
Envueltos surrealistas
Por añadidura, ambos asuntos se han judicializado, y es muy probable que cuando el PP haya de designar en 2011 al candidato que lo represente en las generales del 2012, tanto Gallardón como Aguirre estén envueltos todavía en surrealistas procesos legales sobre estos bochornosos asuntos.
Así las cosas, parece claro que si el PP quiere tener alguna oportunidad de llegar al poder, deberá empezar desde ahora a buscar a una personalidad que suceda a los aspirantes a la sucesión. Con toda evidencia, esta persona que se ponga al frente de la gran fuerza de centro-derecha deberá ser un Obama brillante e innovador, surgido espontáneamente de la nada, una especie de Zapatero que en el 2000 llegaba incontaminado y apenas conocido al liderazgo socialista.
Por supuesto, también podría recurrir el PP a Rodrigo Rato si éste, agraviado por Aznar, decidiera bajar del pedestal en que se encuentra y arremangarse. No vendría mal su experiencia de economista brillante en esta mala coyuntura. De cualquier modo, los cuadros y las bases del PP deberían ver cuanto antes que los tres políticos en liza -Rajoy, Aguirre, Gallardón- que hoy se postulan llegarán muy ajados y con escaso bagaje de prestigio al final de la legislatura.