
Rajoy está llevando a cabo una campaña personal ante los principales líderes de su propio partido para informarles de que es su voluntad llegar como candidato presidencial a las elecciones del 2012.
Uno de estos encuentros se ha producido recientemente con Rodrigo Rato, quien, pese a sus pocas ganas de regresar a la política activa, está siendo tentado por relevantes sectores del PP, conscientes de su talla personal y de sus posibilidades de tener más éxito que Rajoy en este empeño.
Sector crítico del partido
Pese a esta voluntad manifiesta, es cada vez más evidente que el sector crítico del partido, que podría personalizarse en Esperanza Aguirre y que está claramente apoyado por Aznar, está al acecho. Pero además, junto a los disidentes reconocidos que dudan de la capacidad de Rajoy para llevar al PP a la victoria ?los Elorriaga, Costa, Aragonés, etc.-, hay muchos más descontentos en la cúpula popular, y más concretamente en los grupos parlamentarios, a causa de las designaciones de Rajoy, que ha optado por colaboradores jóvenes saltándose al menos una generación.
Así las cosas, la suerte de Rajoy depende evidentemente de sus resultados ante las pruebas que se le avecinan.
El 1 de marzo, se celebran las elecciones gallegas y vascas. Y si se confirman los pronósticos de las encuestas, el PP obtendrá un mal resultado ?un retroceso- en ambas. Con el agravante de que, además de no gobernar en la comunidad que fue feudo de Fraga durante muchos años, tendrá quizá que poner el partido a disposición del PSOE en Euskadi para desplazar a los nacionalistas.
Mayor Oreja en el sector crítico
Si todo sucede según estas previsiones, crecerá sin duda el clamor interno en el PP en el sentido de que las elecciones al Parlamento Europeo habrán de ser la gran prueba de Rajoy, quien se ha puesto en este envite en manos de Jaime Mayor Oreja, un conspicuo miembro del sector crítico.
La designación de Mayor ?con independencia de las dotes del ex ministro- tiene recámara: en caso de un mal resultado, Rajoy trataría de imputar la responsabilidad del fracaso al cabeza de lista, quien al fin y al cabo es el candidato de los críticos. Pero es muy dudoso que el subterfugio le sirviera para continuar. En este supuesto, el PP se vería abocado a un Congreso Extraordinario en el que se dirimiría el liderazgo, algo que no se hizo realmente en el pasado ?y reciente- Congreso de Valencia.