Villa Hayes (Paraguay), 15 jul (EFE).-Hasta cinco nombres ha tenido el municipio de Villa Hayes, que terminó afianzando sus personalidad a partir del último, dedicado al presidente de Estados Unidos Rutherford Birchard Hayes, artífice de que se reconociera como parte de Paraguay el territorio comprendido entre los ríos Verde y Pilcomayo.
Ese caudal histórico es uno de los atractivos de Villa Hayes, puertas del Chaco y capital del departamento de Presidente Hayes, otro homenaje a quien fuera presidente estadounidense entre 1877 y 1881.
A ello se suma el pasado cosmopolita de su emigración francesa o ser uno de los lugares de recreo de Elisa Lynch, compañera del presidente de Paraguay Francisco Solano López, que la había conocido en París.
En los anales de la ciudad, a unos 30 kilómetros de Asunción y con unos 60.000 habitantes, quedan también los primeros nombres con los que fue bautizada, que quedaron en el recuerdo con el laudo arbitral de Hayes, hace 140 años.
La entrada en escena de ese presidente se produjo tras la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), en la que Paraguay fue derrotado y devastado por las fuerzas de Argentina, Brasil y Uruguay.
Entre los conflictos de la posguerra estaba el que afectaba al territorio entre el Río Verde y el Pilcomayo, por el que pugnaban Paraguay y Argentina, que solicitaron la intervención de un mediador internacional, figura que recayó en Hayes.
Hicieron falta meses de alegaciones y negociaciones hasta que Hayes, en base a los alegatos de las partes, sentenció con un laudo arbitral que este territorio pertenecía a Paraguay.
Una extensión que va desde el Pilcomayo (río fronterizo entre Argentina y Paraguay) hasta Bahía Negra (localidad paraguaya en la frontera noreste con Brasil).
El laudo arbitral se firmó el 12 de noviembre de 1878, aunque la actual Villa Hayes, entonces denominada Villa Occidental, no adquirió su nuevo nombre hasta el 13 de mayo de 1879, por decreto del presidente paraguayo Cándido Bareiro (1878-1880).
Una reproducción de ese documento, así como una representación a tamaño real de Hayes, flanqueado por una bandera de EE.UU. y otra de Paraguay, presiden hoy el Museo Municipal de la localidad, que recorre la historia de los cinco nombres a través de objetos y publicaciones.
Villa Occidental había sucedido como topónimo a Nueva Burdeos, Amancio Cué y Reducción Melodía, el nombre que le dio en 1786 su fundador, el sacerdote paraguayo Francisco Amancio González.
Después de Reducción Melodía, pasó a conocerse como Amancio Cué, en honor a ese evangelizador.
Con la llegada de colonos franceses a medidos del siglo XIX, volvió a cambiar su nombre, ahora a Nueva Burdeos, en alusión a la ciudad del suroeste de Francia de la que eran oriundos.
"Unas 540 familias, que eran más o menos de 900 a 1.000 personas, vinieron acá, de Burdeos, de Francia, enviados por Napoleón III para poblar este territorio", dijo a Efe María Teresa Garozzo, directora del Museo Municipal.
Garozzo precisó que en esa época la localidad estaba enclavada en un "monte virgen y era como una estancia gigante en medio de la selva".
Esa naturaleza salvaje no fue inconveniente para que la irlandesa Elisa Lynch, la mujer con más poder en el Paraguay de Francisco Solano López hasta que este muriera en el estertor de la Guerra de la Triple Alianza, se radicara en la ciudad por afinidad con sus habitantes europeos.
La directora del Museo destacó que Lynch era asidua a la zona ya que su emparejamiento con López y el hecho de que no estuvieran casados no gustó en la pacata sociedad de Asunción, por lo que al verse rechazada buscó nuevos entornos.
"Ella viene y se amiga con los franceses de acá, de la Villa. Trajo todo el esplendor y el lujo, no digo de París, pero un poquito de lo que ella podía traer a estos lugares", afirmó Garozzo, quien dijo ser conocedora de estas historias por ser descendiente de los franceses que convivieron con Madame Lynch.
Para Garozzo, el encanto de Madame Lynch es uno de los principales atractivos de Villa Hayes, aunque tampoco se olvidó de citar el Peñón, como se conoce a la mole de piedra ubicada en la margen derecha del río Paraguay a su paso por la localidad y a la que solo se puede acceder en barco.
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