España

En España se consumen 124 litros de agua embotellada por habitante al año

Es el consumo medio por habitante en España en 2005, según un estudio Asociación Nacional de Aguas de Bebida Envasadas (ANEABE). La producción española del líquido elemento creció un 5,5%, hasta 5.489 millones de litros.

La producción española de aguas envasadas ascendió a 5.489 millones de litros durante el último ejercicio, lo que supone un crecimiento del 5,5 % respecto al año 2004. Por tipos de aguas envasadas, el 94,78 % de la producción corresponde a las minerales naturales, el 3,04 % a las de manantial y el resto a las potables preparadas.

Las aguas sin gas siguen siendo las preferidas de los consumidores, con un 96,1 % de la cuota de mercado. Durante el último ejercicio la producción española de aguas envasadas superó los 5.400 millones de litros, lo que representa un crecimiento de 5,5 % respecto al 2004, año en el que la producción ascendió a 5.202 millones de litros.

Por tipo de aguas envasadas, el 94,78 % de la producción española corresponde a las minerales naturales, el 3,04 % a las de manantial y el resto a las potables preparadas. Por otra parte, al contrario que en los países europeos, las aguas sin gas representa el 96,1 % de la producción, mientras que las aguas con gas acaparan el 3,9 % restante.

El agua envasada responde perfectamente a los nuevos hábitos de consumo que imperan en nuestra sociedad, por ello se ha convertido en una bebida muy habitual y muy presente en nuestra vida cotidiana.

El consumo de agua envasada está íntimamente ligado al interés creciente por parte del consumidor español por procurarse un bienestar y por cuidar su salud, consumiendo productos saludables. El consumo per cápita ya ascendió a 124 litros en el 2005.

Genéricamente existen tres tipos de aguas envasadas: las aguas minerales naturales, que son aguas de origen subterráneo, bacteriológicamente sanas, con una composición constante en minerales y con propiedades beneficiosas para la salud; las de manantial, aguas potables de origen subterráneo, bacteriológicamente sanas, sin efectos sobre la salud; y las potables preparadas, aguas que han sido sometidas a tratamientos fisicoquímicos para que cumplan los requisitos sanitarios exigidos para el consumo público.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky