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La nueva diplomacia prometida por Obama debutará ante serios desafíos

Apenas asuma la presidencia de Estados Unidos, el 20 de enero, Barack Obama deberá ocuparse de la escena internacional, con serios desafíos que podrían limitarlo en sus planes de política exterior.

En su primer discurso como presidente electo, Obama anunció al mundo un giro en la política exterior con respecto a los últimos ocho años de gobierno republicano y una nueva era para el liderazgo de Estados Unidos, que subrayó como símbolo de democracia y esperanza para el mundo.

Obama, que el martes se consagró históricamente como el primer negro en ser elegido al frente de la Casa Blanca, también dijo que su gobierno respaldará a quienes busquen la paz y alertó contra los eventuales enemigos de Estados Unidos ante la multitud congregada en el Grant Park de Chicago para escuchar su primer discurso como presidente electo.

"A todos los que esta noche (del martes) nos ven desde el exterior, desde parlamentos y palacios, a todos los que escuchan apiñados junto a las radios en rincones olvidados del mundo, (les digo:) Nuestras historias son singulares pero nuestro destino es compartido. Y un nuevo amanecer del liderazgo estadounidense está cerca", advirtió.

Los analistas intentan relativizar las enormes expectativas desatadas por el senador demócrata cuando en la campaña prometió poner fin a la estrategia de 'zanahoria y garrote' del mandatario saliente, George W. Bush, que adoptó para su gobierno una política de confrontación.

Obama no solo prometió el regreso de las fuerzas estadounidenses desplegadas en Irak en un plazo de 16 meses. También deberá atacar rápidamente el espinoso asunto del programa nuclear iraní, el incremento de la violencia insurgente en Afganistán y Pakistán, y todo eso bajo el temor de un eventual nuevo ataque terrorista sobre suelo estadounidense.

Según el sitio web de su campaña, Obama -que desde el principio se opuso a la invasión militar a Irak- buscará organizar una "retirada responsable y gradual" de las fuerzas embarcadas en esa guerra, y completarla para el verano de 2010, un año y medio antes de lo que ha manejado como plazo el actual gobierno de Bush.

En otro frente de política exterior, los analistas han sugerido que el nuevo gobernante podría usar el éxito de un acuerdo sirio-israelí para comenzar a restaurar la credibilidad estadounidense en Oriente Medio. Según varios expertos, para Obama sería más sencillo alcanzar ese pacto que lograr un avance en las complicadas negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.

Para Aaron David Miller, ex asesor de secretarios de Estado tanto demócratas como republicanos de 1978 a 2003, el pacto que Washington dejó escapar entre 1993 y 2000 estaría nuevamente al alcance: "Hay una posibilidad real de un acuerdo sirio-israelí", dijo a la AFP este experto en políticas públicas del Instituto Woodrow Wilson.

En ese sentido, el discurso de la victoria electoral también incluyó el papel de Estados Unidos en el contexto internacional. "A todos los que se han preguntado si el faro que es Estados Unidos sigue brillando igual que siempre: esta noche demostramos una vez más que la verdadera fortaleza de nuestra nación proviene no del poderío de nuestras armas ni de la magnitud de nuestra riqueza, sino de la resistente solidez de nuestros ideales: democracia, libertad, oportunidad y fe inquebrantable", dijo el senador demócrata en Chicago.

Sobre las relaciones con Moscú, empañadas tras el conflicto en Georgia, su sitio de campaña ha defendido "reforzar la Alianza Atlántica (OTAN) para poder hablar a Rusia con una única voz".

Al término de una jornada electoral en que los estadounidenses fueron a las urnas para definir al sucesor de George W. Bush y renovar un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes, Obama también se refirió a las posibles amenazas terroristas contra la nación: "A quienes pretenden destruir al mundo: los derrotaremos. A quienes buscan paz y seguridad: los respaldaremos".

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