EN DIRECTO | Así evoluciona en ébola en el mundo. De esta crisis, de este virus, se saben muchas cosas. Los medios informan continuamente pero, ¿realmente se sabe tanto? Por ejemplo, ¿se sabe cómo comenzó? Para contarlo, para contar cuál fue el primer caso de esta última epidemia de ébola y cómo éste traspasó las fronteras, hay que contar la historia de Emile, Sia, Philomene, Koumba y, por supuesto, la de Teresa. Pero se preguntarán quiénes son esos nombres que preceden a Teresa, la auxiliar de enfermería infectada por el virus del Ébola.
Esos nombres corresponden a una familia de una diminuta aldea, Meliandou. Una localidad donde en las navidades de 2013 la madre de la familia, Sia, se disponía a cocinar la carne de murciélago... y comenzar con la crisis del ébola. Emile, su hijo, fue el primero en contraer el virus. No se conocen las causas ni el cómo se infectó. Lo más probable es que el pequeño estuviese en contacto con la sangre del animal y le transmitiese el virus.
Lo que sí se sabe es que a los pocos días Sia, Emile y su hermana pequeña, Philomene, fueron a casa de su abuela, Koumba y se quedaron a pasar la noche. Allí Emile enfermó: comenzaron los síntomas, la fiebre la diarrea y el 28 de diciembre falleció. Tras él, comenzaron a ponerse enfermo todos sus familiares, incluida la matrona que asistió el aborto de Sia - que estaba embarazada-.
También la abuela cae enferma, y como no se queda tranquila con las curas del chamán de la aldea, acude donde su amiga la enfermera que trabaja en Guekedou para que la examine y la intente curar. Ésta, y a pesar de la fiebre, cree que su amiga ha contraído cólera. Pero finalmente Koumba muere sin saberse la causa. También la enfermera fallece poco después.
Tras estos trágicos acontecimientos, en enero el médico de la zona advierte a las autoridades de que en una de sus aldeas, Meliandou, hay un brote de cólera que se ha llevado a una familia entera. Un grupo de sanitarios viaja hasta allí bajo la advertencia de que algo grave pasa, pero ante la falta de respuestas piden ayuda a Médicos Sin Fronteras, que tampoco entienden qué está sucediendo. Pero poco a poco los casos en la ciudad a la que viajó la abuela se multiplican y la Organización Mundial de la Salud activa su entrada en África. En marzo un doctor belga, Michael Van Herp, manda desde Guinea un informe exhaustivo de los síntomas de los enfermos y fallecidos. Además, cooperantes de Médicos Sin Fronteras viajan a Guekedou, obtienen muestras sanguíneas y las mandan a un laboratorio en París.
El 20 de marzo reciben la devastadora noticia: es ébola. Así, cuatro meses después Emile se convierte en el paciente cero de una larga lista. Las ONGs y misioneros comienzan con su labor, entre ellos Miguel Pajares, quién está ayudando a los enfermos en Liberia cuando se infecta por el virus y el 7 agosto de 2014, casi siete meses después del caso de Emile, es repatriado a España. La mañana del 12 de agosto, seis días después, el misionero fallece en el Hospital Carlos III de Madrid.
Más de un mes después, el 21 de septiembre, el gobierno de España vuelve a activar los protocolos de actuación por el religioso y médico García Viejo, que también es repatriado. El día 22 García Viejo ingresa en el Hospital Carlos III con un estado de salud grave y se le dedica un equipo médico muy amplio, entre ellos la auxiliar de enfermería, Teresa Romero. Tres días después de su ingreso fallece y Teresa recoge el material que se ha utilizado durante los cuidados del religioso.
Después de eso regresa a su casa, junto a su marido y su perro, y coge vacaciones. Pero el 30 de septiembre comienza a tener fiebre y llama a salud laboral para informar de los síntomas que presenta: pero no llega a los 38,6 grados 'necesarios' para sospechar del virus. Del día que ingresa en el Carlos III, los datos no son claros y no se sabe por qué la derivaron primero a su hospital de referencia, el Hospital de Alcorcón. De su estancia en este se dice que no informó a los médicos que la trataron de su contacto con el ébola, ni a la ambulancia que la trasladó.
Sea como sea, Teresa se convirtió en el primer caso de contagio en Europa por el virus del Ébola en la tarde del 6 de octubre. Esa noche fue trasladada del Hospital de Alcorcón al Carlos III, donde se encuentra hoy en día. El día siguiente comenzaron a tratarla con el plasma de Paciencia Melgar, religiosa que contrajo el virus en Liberia pero logró superar la enfermedad. Además, Javier Limón, marido de Teresa, es puesto en cuarentena y junto a él 52 personas más, 30 de ellos sanitarios que asistieron a García Viejo y 22 que atendieron a Teresa en el Hospital de Alcorcón.
Los sanitarios comienzan a movilizarse, a expresar su opinión al respecto y saltan a los medios declaraciones del colectivo que advierten que no han tenido la formación adecuada ni los medios necesarios para poder tratar a los enfermos de ébola. El 8 de octubre vuelven a saltar las alarmas, podría haber más personas en peligro, las autoridades han conocido que Teresa se fue a un centro de estética tras presentar los primeros síntomas: dos esteticistas entran en el círculo de personas que se vigilan la temperatura corporal.
Ese mismo día, hay otro ser vivo que cobra más protagonismo que Teresa. Es Excalibur, el perro de Teresa y Javier, que se encuentra en el domicilio de la pareja y la Comunidad de Madrid quiere sacrificarlo. Decenas de personas se concentran a las puertas del domicilio conyugal tras la alerta de Javier Limón que pide que no se sacrifique a su perro. A esta voz se sumaron expertos que pidieron expresamente que el animal podría servir para estudio. Ninguno de ellos pudo revocar la decisión y Excalibur fue sacrificado.
A día de hoy, Teresa ha pasado por un empeoramiento respiratorio, ha salido de él y ya ha pasado la barrera de los días críticos para salir del virus. Nuevas personas han sido ingresadas en el Carlos III y los contagios han llegado a EEUU. Mientras, gobiernos, ONGs, organismos y médicos de todo el mundo intentan encontrar la cura para el virus.