
La industria considera que se queda a medio camino del objetivo buscado.
La maquinaria para diseñar los primeros modelos del plan Ahorro 5, la nueva figura de ahorro a medio plazo que contempla el Anteproyecto de Ley de la reforma fiscal presentada por el Gobierno, ya está lista -algunos incluso podrían estar preparados antes de que acabe el año-. Tanto es así, que sus rasgos básicos están cada vez más claros. En definitiva, se trata de un vehículo financiero con forma de cuenta o seguro a los que el ahorrador podrá aportar un máximo de 5.000 euros anuales durante cinco años. Un tiempo en el que no podrá rescatar lo aportado, a cambio de que los intereses generados gocen de exención fiscal. Ahora bien, antes incluso de que sean una realidad, las dudas sobre su eficacia a la hora de canalizar el ahorro a largo plazo ya están sobre la mesa.
Entre la industria, lo que parece estar claro es que la fórmula ideada por el Gobierno para impulsar el ahorro de cara a complementar la pensión pública no será útil para ese fin. "No es un producto de jubilación ni para alguien que tenga la jubilación cerca sino un producto para ahorrar a medio plazo", señala Luis Sáez de Jáuregui, director de particulares y profesionales de Axa. Y ya no sólo porque su vencimiento esté pensado a cinco años, sino que además "el producto no tiene nada que ver con la jubilación, porque a lo único a lo que obliga es a tener que invertir en un determinado producto", añade Francisco Marín, de EFPA. Además, según apuntan desde la patronal de seguros, Unespa, "no se ha introducido ningún elemento adicional de fomento de las rentas vitalicias aseguradas, que son la aútentica pensión privada complementaria y el sistema de cobro idóneo".
De la misma opinión es Santiago García Alonso, responsable de productos de Citi, que asegura que "el regulador se queda a medias lanzando una medida que sólo cubre parcialmente el objetivo buscado. Si de lo que se trata es de bonificar el ahorro a largo plazo, nos parece inadecuado no hacerlo de forma genérica dejando libertad al cliente para elegir el vehículo. De nuevo se inventa un producto concreto con unas condiciones encorsetadas, que vuelve a generar inseguridad jurídica y dificulta la planificación a largo plazo".
Los dos elegidos para construir los planes de Ahorro 5 son viejos conocidos de la estructura del ahorro financiero en España: seguros o cuentas de ahorro. El único requisito es que estos productos garanticen el 85 por ciento de la inversión, lo que significa que existe el riesgo de perder un 15 por ciento. Respecto a cómo serán, Sáez de Jáuregui, aporta algunas claves: "Estamos trabajando en varios modelos. Se puede diseñar un producto tradicional de renta fija que dé una TAE de entre el 2,5 y 3 por ciento, pero con esas ganancias apenas se aprovecharían las ventajas fiscales. La otra opción es destinar la parte que no se tiene que garantizar a renta variable, con esta opción se podría obtener una rentabilidad de en torno al 7 por ciento si los mercados siguen al alza. Estamos mirando los dos modelos y uno más intermedio, que podrían estar preparados para noviembre".
En la misma línea se manifiesta Manuel Álvarez, director del Observatorio de Pensiones de Caser, que explica que "todo el sector asegurador está trabajando ya en este producto", cuya única diferencia con el seguro tradicional es que te obliga a rescatar en forma de capital y no de rentas, lo cual "no tiene mucho sentido", apunta. En cuanto a sus rentabilidades, "no serán la octava maravilla. Podrán ser mayores si, por ejemplo, los bancos recurren al modelo del depósito estructurado y no a la cuenta remunerada, lo que es incoherente si se tiene en cuenta las recomendaciones del Banco de España (BdE) en cuanto a la peligrosidad de los estructurados", añade Álvarez.