Más del 50% del alza fiscal se ha cebado con las personas que ingresan menos de 53.400 euros. El Ejecutivo espera un efecto total de 5.300 millones de euros con su srebajas de impuestos.
Atraerse a las rentas medias es el objetivo de la reforma fiscal que el Ministerio de Hacienda se encuentra a punto de presentar. No en vano fueron ellas las que soportaron en mayor medida el alza fiscal que entró en vigor en 2012, sino que además el Gobierno ha tomado nota de la desafección electoral que está surgiendo en el que siempre ha sido el caladero natural de votos del partido que lo sostiene.
Ahora, con la recuperación ya en marcha, toca revertir la estrategia que, al comienzo de la legislatura, puso su objetivo en extraer 4.111 millones de los contribuyentes con la puesta en marcha de lo que entonces se llamó "gravamen complementario". Sobre todo, estaban llamados a aportarlo quienes tienen una renta bruta anual inferior a 53.400 euros.
En este sentido, el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) precisa que, de acuerdo con los datos incluidos en las últimas estadísticas de declarantes, los principales afectados fueron, y todavía son en la medida en que la reforma se hace esperar, los mileuristas -quienes cobran menos de 17.700 euros brutos al año- que representan el 55,2 por ciento de los asalariados en nuestro país. El Estado recauda de este grupo un total de 238 millones de euros.
Pese a representar un porcentaje menor de trabajadores -el 29 por ciento-, aquellos sueldos anuales situados entre los 17.700 y los 33.007 euros brutos aportan otros 884 millones de euros, y 943 millones más las rentas entre 33.007 y 53.407.
Frente a estas cantidades, las rentas más altas -las que sobrepasan los 300.000 euros- apenas constituyen el origen de un total de 464 millones de euros con esta última subida impositiva (ver gráfico).
Estableciendo la comparación, entre todos estos estamentos, surgen dudas acerca de hasta dónde podrá permitirse el Ministerio llegar en sus planes de rebaja de impuestos o, en otras palabras, dónde se situará el límite para ser considerado integrante de la clase media. Esta última constituye la médula recaudatoria del sistema y es claro que es responsable de la parte del león en la recaudación.
Volviendo al alza fiscal de 2012, Gestha estableció en términos generales en 222 euros la subida del impuesto sobre la renta a la que cada contribuyente estaría haciendo frente de media.
Sin embargo, la práctica no se ha ajustado en este caso a la teoría, o no al menos del todo, y finalmente, la recaudación lograda en el último año con este incremento impositivo no ha cubierto las expectativas previstas. Así, el impacto económico de esa última subida del IRPF fue, según los datos de Hacienda incluidos en el Informe de Recaudación Tributaria de diciembre de 2012, de 3.566 millones de euros, frente a los 4.111 millones que calculaba inicialmente el Gobierno.
Disminución de lo recaudado
Y lo recabado por esta iniciativa no sólo fue inferior a lo previsto en su primer año de puesta en marcha, sino que en el pasado ejercicio, el 2013, la recaudación por este gravamen disminuyó además notablemente, cayendo en concreto a menos de la mitad.
De acuerdo con las estimaciones que el propio Cristóbal Montoro hacía públicas el pasado 29 de abril, durante la presentación de los nuevos objetivos de déficit y del actual cuadro macroeconómico, la reforma fiscal (en toda su extensión, incluyendo igualmente la rebaja del Impuesto de Sociedades) traerá consigo una merma en la recaudación de unos 5.307 millones de euros entre los años 2015 y 2016. Una rebaja de impuestos que coincidirá en su inicio con las elecciones generales del próximo año.
Del mismo modo y, teniendo en cuenta las cifras ofrecidas por el titular de Hacienda, el grueso de la rebaja fiscal se concentrará, precisamente, en el impuesto sobre la renta, cuya recaudación se reducirá en torno a los 4.800 millones de euros -esto es, en 2.485 millones en este año y en otros 2.291 millones el próximo-.
Apuesta redoblada
Estos eran los cálculos iniciales, contenidos en el Programa de Estabilidad que, en mayo pasado, el Ejecutivo remitió a Bruselas. Con todo, el revés electoral ha hecho reflexionar al Ejecutivo y caer en la cuenta de que la apuesta necesita ser redoblada.
No en vano una rebaja de la recaudación del entorno de los 5.000 millones de euros en dos años implica, en pocas palabras, volver a la situación inicial, a la previa a 2011 cuando se especulaba ya con la posibilidad de que España necesitara un rescate.
Por ello, Hacienda quiere llegar más lejos y, aun cuando no existe confirmación de forma oficial, lo cierto es que el ministerio que dirige Montoro ya ha filtrado que su objetivo es que el recorte recaudatorio se encuentre en el entorno de los 7.000 millones de euros, 2.000 millones más de lo inicialmente anunciado. Sea cual sea finalmente la cantidad, lo cierto es que también preocupa en el Gobierno la calidad del recorte, esto es, quiénes van a ser sus beneficiarios y la situación exige algo más que apelar genéricamente a la clase (o las rentas) medias.
Ayudas a las familias
Por ello, al mismo paquete irán también los efectos de las medidas con las que el Ejecutivo se comprometió a reducir la carga fiscal que soportan las familias numerosas y aquellas con miembros dependientes a su cargo, aquéllas que hicieron a Montoro proclamar triunfante que pertenecía a un Gobierno "sexista", en la medida en que quería favorecer, sobre todo, a las mujeres, en especial a aquéllas que compaginan la maternidad y la vida laboral.
En cualquier caso, el hecho de que las cifras expuestas puedan hacerse realidad dependerá en buena medida de si, finalmente, se cumplen las previsiones oficiales en lo que a crecimiento de la economía se refiere: un avance del 1,2 por ciento del PIB este año y del 1,8 por ciento el que viene, pero también las relativas a la reducción de la tasa de paro estimada, que pasaría del 26,1 por ciento del año pasado, al 24,9 este ejercicio y al 23,3 por ciento en 2015.
Coyuntura favorable
No en vano y pese a que los ingresos por IRPF se redujeron un 0,9 por ciento el año pasado, la mejora de la recaudación fue notable en el último tramo del ejercicio gracias, fundamentalmente, a tres factores.
En primer lugar, se sitúa la moderación en la pérdida de puestos de trabajo, la recuperación de la paga extra de Navidad por parte de los empleados públicos y, por último, la mejora registrada en las rentas del capital. Es evidente que el inicio, aunque leve, de la recuperación económica en el tramo final de 2013 fue clave en ese sentido.
El alza de la recaudación continuará al compás que marque la recuperación económica (máxime cuando las previsiones son llegar al 2 por ciento interanual de incremento en el año 2016), eso sí, mitigado, por un problema para el que no termina de encontrarse solución, como es el fraude fiscal.
Un muy reciente informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) pone de manifiesto que la evasión que se produce anualmente en este tributo equivale al 1,7 por ciento del PIB. No se da en todas las clases de ingresos por igual, de acuerdo con el think tank ligado al Banco de España, puesto que las rentas del trabajo y las pensiones se encuentran incluso sobredeclaradas (varios puntos por encima de los 100 puntos porcentuales). Ello se debe, no a mayor conciencia fiscal sino a que apenas cuentan con métodos para escaparse de la lupa de la Agencia Tributaria.
De las rentas mobiliarias e inmobiliarias, de acuerdo con ese estudio, se dejan de declarar entre el 45 y el 60 por ciento anualmente en las declaraciones que en cada ejercicio se presentan a la Agencia Tributaria.
Desde este punto de vista, no es posible esperar gran cosa de la reforma tributaria que el Ministerio de Hacienda se encuentra a punto de presentar, dado que la estimación contenida en el Programa de Estabilidad habla de 1.000 millones de euros en el conjunto de este año, mientras que no establece estimaciones para el año que viene y el próximo en lo referido a combate contra la evasión.