El yate 'Fortuna' espera a ser comprado en Port Adriano desde que hace más de un año el Rey don Juan Carlos decidiese renunciar a él. Se trató de un gesto de austeridad en medio de la crisis económica que atraviesa el país, pero ahora nadie quiere comprar el barco.
Un grupo de 25 empresarios y el Gobierno balear regalaron esta joya al Rey en 2001. Desde entonces sólo ha sido utilizado 1.000 horas, menos de 72 horas al año, según informaba la vendedora a un periódico nacional. Pero a pesar de ese dato, nadie parece dispuesto a quedárselo.
La embarcación costó 19 millones de euros y en la actualidad se intenta vender por ocho. Se puso a la venta en 2010 y desde entonces no ha llegado ninguna oferta factible, según recoge el diario El Mundo. Todavía no hay ninguna oferta firme pero, según el medio citado, el empresario Abel Matutes está pensando en adquirirlo cuando baje más el precio.
También se barajó la posibilidad de cederlo a la Guardia Civil para labores de vigilancia, pero este lunes una asociación del gremio descartaba tal posibilidad. Desde la Asociación Unificada de Guardia Civil (AUGG) se ha asegurado que su mantenimiento será tan caro que no sería útil al cuerpo.
Este yate, rebautizado como Forners para poder mantener la 'F' de la vajilla y de las toallas, tiene 41,5 metros de eslora y está lleno de lujo desde su interior, dónde encontramos madera como material decorativo, hasta el exterior, con detalles de titanio refulgente que es más caro pero más ligero y antioxidante.
Al mismo nivel de elegancia de sus múltiples habitaciones encontramos en su ingeniería tres turbinas Rolls-Royce, un sistema de ventilación como el de los Fórmula-1, un estabilizador con menos de un año y que costó un millón de euros y dos sistemas de navegación con los que se pueden alcanzar 60 nudos, 111 kilómetros por hora. Esto último hizo del antiguo 'Fortuna' el barco más rápido en su categoría y, también, hace que su depósito se consuma en tan solo 80 kilómetros, 20000 euros en combustible.
Los empresarios quieren el yate