
El director del Instituto Juan de Mariana, Juan Ramón Rallo, asegura que una de las propuestas estrella del partido Podemos, instaurar la renta básica universal, "sería absolutamente infinanciable".
Rallo argumenta en su blog que "el coste neto de la renta básica universal (RBU) oscilaría entre el 20% (si sólo se reconociera a nacionales) y el 25% (si se reconociera a todos los residentes legales) del PIB", es decir, algo más de 250.000 millones de euros.
El director del Instituto Juan de Mariana explica que esta cantidad "es una suma absolutamente infinanciable en los término que plantea Podemos. Si actualmente el gasto público asciende al 44% del PIB, habría que elevarlo al 65%-70%, lo que equivaldría prácticamente a duplicar la presión fiscal que ahora mismo padecemos".
Rallo cree que habría otra alternativa más factible: "Distinto sería el caso de que, a cambio de recibir una renta básica universal, se privatizaran totalmente la sanidad y la educación pública, en tal caso, el tamaño del Estado sólo aumentaría hasta el 52-56% del PIB, un porcentaje muy alto pero que no sería imposible".
Aun así, Juan Ramón Rallo ve esta posibilidad muy lejana: "Claro que no parece que Podemos y muchos defensores de la RBU estén por la labor de privatizar totalmente la sanidad, la educación y las pensiones a cambio de proporcionar a cada persona una renta anual de 8.114 euros".
Además, Rallo sostiene que la RBU esconde un elevado grado de egoísmo, ya que "toda sociedad se asienta sobre la cooperación de sus miembros en muy distintos órdenes: defensivo, cultural, afectivo, asistencial o productivo. Afortunadamente, los beneficios de vivir en sociedad exceden con muchos los beneficios de aislarse de la sociedad cual ermitaño huraño".
"El libre mercado fuerza a los individuos a establecer una cooperación estructural de carácter económico: si una persona desea acceder a los bienes o servicios que han producido otras personas deberá ofrecerles bienes o servicios que esas personas valoren. A través de intercambios voluntarios, nadie puede extraer más valor al prójimo de aquel que el prójimo extrae de él".
Por eso, Rallo explica que "todos desearíamos que los demás trabajasen para nosotros y que, en cambio, nosotros pudiéramos dedicarnos exclusivamente a aquellas actividades que satisfacen nuestras necesidades aún cuando no satisfagan las necesidades ajenas".
Este planteamiento tiene un problema: "Es fácil comprender que si todos adoptáramos esa actitud netamente egoísta, la cooperación económica se disolvería como un azucarillo: todos nos dedicaríamos a fabricar lo que nosotros queremos y no lo que quieren los demás".
Ante esta situación, "si un individuo no genera bienes y servicios valiosos para los demás, se hallará en una situación económica muy precaria, esto es, no podrá acceder a los bienes y servicios fabricados por los demás. De ahí que el mercado libre desincentive el individualismo antisocial y promueva la socialización económica".
Para culminar su argumentación, Rallo señala que "la renta básica universal es la herramienta que habilita a cada individuo a dejar de cooperar con el resto de la sociedad sin al mismo tiempo sufrir los costes de esa ruptura unilateral de la cooperación social: cada individuo recibe una porción de la producción de los demás sin aportarles a los demás producción propia que ellos consideren suficientemente valiosa".