
El debate sobre el estado de la nación (que suscita por cierto cada vez más indiferencia en la opinión pública) se celebra este año peligrosamente cerca de las elecciones generales del 25M, que a su vez representan el arranque de la etapa de consultas que desembocará en las generales del año que viene. Guía para no perderse. A fondo| Rajoy pidió a Montoro avanzar la reforma fiscal como ariete del debate| Siga aquí el directo.
Quiere decirse que los intereses electorales de los partidos refulgirán con más intensidad que habitualmente. Máxime cuando la última encuesta publicada, ayer mismo, afirma que el PSOE habría sobrepasado al PP -28,1% frente a 26,3%- en tanto UPyD obtendría ya el 8,1% e IU, el 14,5%.
Si se confirmaran estos resultados, tendríamos un serio problema de estabilidad parlamentaria a la vista, Rubalcaba se animaría con toda probabilidad a concurrir como candidato a las primarias y Rajoy empezaría a tener un polvorín bajo sus pies.| Dos líderes quemados con elecciones a la vuelta de la esquina.
La carta económica en la manga de Rajoy
En estas circunstancias, es presumible que Rajoy enjaretará un discurso eminentemente económico en el que, apoyándose en la subida de rating del reino de España decretada por Moody?s, alardeará de la salida de la crisis, que habría sido fruto de sus políticas de ajuste y de su resistencia a aceptar el rescate. Pese a la evidencia de que las magnitudes macroeconómicas no han tenido aún reflejo alguno en las microeconómicas ?en el bolsillo y en el bienestar de los maltrechos ciudadanos y de muchas empresas-, Rajoy se anotará, como es natural, el mérito de haber puesto fin a la segunda recesión, sin que por el momento aparezcan temores de un nuevo retroceso, pese a que las expectativas de crecimiento siguen siendo desesperadamente insuficientes todavía. Y en coherencia con esta recuperación, Rajoy dará probablemente las claves de la inminente reforma fiscal, que previsiblemente afectará sobre todo al IRPF.
El PSOE 'reconstruirá' el Bienestar
Rubalcaba, por su parte, tratará de reorientar el debate y centrará su discurso en la política. Lo más urgente, a juicio de la izquierda, sería crecer a mayor ritmo para que la sociedad salga cuanto antes de su postración, de las tasas inadmisibles de paro, de la dinámica de deflación salarial. Pero, sobre todo, los socialistas abogarán por la reconstrucción del Estado de Bienestar, por la regeneración de los servicios públicos deteriorados por la crisis, y por la resistencia frente a las medidas legislativas en marcha que suponen objetivamente una regresión: legislación sobre el aborto, sobre la seguridad ciudadana, etc., con las que el PP trata de contener ideológicamente la hemorragia por estribor (el nacimiento de VOX a la derecha del gran partido conservador).
De hecho, es probable que a lo largo del debate reaparezcan las dos posiciones tradicionales del centro-derecha y del centro-izquierda: aquél, mantendrá la tesis de que la gran 'política social' es el pleno empleo, en tanto éste defenderá la idea de que la ingeniería económica ha de preservar siempre al individuo, los grandes derechos sociales, lo fundamental de los servicios públicos. Y es posible, además, que en tanto el PP siga haciendo apología de las políticas económicas de oferta, el PSOE abogue por las de demanda, a la manera norteamericana y en línea con las claves del último G-20, que acaba de concluir.
El problema catalán y una crisis de Gobierno
La cuestión catalana habrá de irrumpir sin duda en el debate, con sus dos caracterizaciones: la inhibicionista de Rajoy, partidario de que el problema se pudra y desaparezca espontáneamente, y la intervencionista de Rubalcaba, partidario de negociar una vía federal y una reforma del sistema de financiación. Naturalmente, las minorías modularán este planteamiento, basado en un consenso de fondo.
Cuestión nada marginal al debate será la de los cambios previsibles en el Gobierno, si como parece probable Rajoy postula a algunos ministros para cargos europeos. Es probable que Arias Cañete sea cabeza de lista de las europeas, lo que puede dar lugar a una remodelación del gabinete escueta o más amplia; asimismo, García Margallo y De Guindos puede ser emplazados en cargos europeos a posteriori. Hoy, no hay pistas sobre la voluntad o no de Rajoy de anunciar estos movimientos durante el debate, pero todo es posible bajo el hermetismo monclovita.