
Después de que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, decidiera mirar hacia otro lado en el escándalo de la supuesta financiación B de su partido y declarara ante Ruz que fue Rajoy y el exsecretario general, Javier Arenas, los que negociaron con Bárcenas su 'finiquito' -que incluía sueldo del partido, despacho y coche oficial, así como el pago de su defensa por el caso Gürtel-, las reacciones en el seno del PSOE no se han hecho esperar.
La más polémica ha sido la de la vicesecretaria general de los socialistas, Elena Valenciano, que acusó a Cospedal de desmentir las palabras de Rajoy en el Parlamento. "Es la palabra del presidente contra la de un golfo delincuente, decían. Y se hacían cruces. Pero mira tú por dónde, ha sido Cospedal la que ha desmentido a Rajoy. Ahora ya no es palabra de Bárcenas contra palabra de Rajoy. Es palabra de Rajoy contra palabra de Cospedal. ¿Tiene algo que decir Mariano Rajoy?", cuestionó Valenciano en su perfil de Facebook.
Por su parte, el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, consideró que Rajoy "no tiene más salida que la dimisión" y advirtió también que "no iba a ser fácil encontrar un sucesor" para los populares pues, según los papeles del extesorero, "hay muchísimos dirigentes que han cobrado sobresueldos".
Pero no han sido los socialistas los únicos en mostrar su desencanto con las declaraciones de Cospedal. La líder de UPyD, Rosa Díez, mostró su disgusto por la coletilla "no me consta" utilizada por la secretaria general del PP al ser preguntada por la supuesta contabilidad B del partido. "Hay que exigir responsabilidad política a quienes dirigen o dirigían un partido y son incapaces de dar cuenta de lo que hicieron con el dinero, de cómo entró el dinero, de por qué entró, de cómo se cobró y de cómo se gastó. Es una responsabilidad política y no puede ser desatendida", indicó.