
El asesor de las infantas, Carlos García Revenga, defendió en su declaración como imputado ante el juez José Castro su presencia en el Consejo de Administración del Instituto Nóos en el hecho de que, además de a Iñaki Urdangarin, también ayudó al que fuera marido de la infanta Elena, Jaime de Marichalar. También señaló que la infanta tenía un papel similar, "no hacía nada", y que el Rey no tenía constancia de que Doña Cristina fuera vocal en el Instituto Nóos.
?"Era un puesto casi honorífico. Yo, por aquella época, también formaba parte del Patronato de la Fundación Winterthur, de la cual era presidente don Jaime de Marichalar?", señaló García Revenga al ser preguntado por el juez sobre su papel en el Instituto Nóos.
Así se recoge en la declaración de más de dos horas que García Revenga prestó el pasado 23 de febrero ante el instructor del ?'caso Nóos?', el juez de Palma de Mallorca José Castro.
Papel honorífico
El asesor de la Casa Real, como se definió él mismo ante el magistrado, dijo además que se convirtió en asistente de Urdangarin tras su boda con la infanta Cristina, ?lo mismo que me pasó en el caso anterior, también con doña Elena?.
García Revenga reiteró en varios momentos de su declaración que su papel en el Instituto Nóos era meramente "honorífico" y que, a pesar de ser nombrado tesorero del Consejo de Administración, nunca desarrolló tal labor. "Iñaki me pidió por amistad que formase parte del Instituto que le acompañase en un inicio de una aventura empresarial y la verdad es que le dije que sí y me puse a su disposición", indicó.
Un papel similar ("no hacía nada") atribuyó a la infanta Cristina en la junta directiva de Nóos, aseveración que corroboró después al asegurar que nunca le pasó para corregir o revisar ningún documento relativo al Instituto Del mismo modo, el extesorero afirmó que no se le explicaron, ni él preguntó por ellas, las razones por las cuales toda la junta directiva de Nóos la abandonó en 2006.
También alegó no tener constancia de que fuera la propia Casa Real quien apartara a Urdangarin o le recomendara que se apartara de sus negocios en el Instituto. De hecho, García Revenga sostiene que su relación con el duque de Palma fue mucho más asidua en los comienzos, algo que atribuyó a la bisoñez de éste, mientras que a medida que pasó el tiempo se le fueron consultando cada vez menos cosas, de tal modo que no Urdangarin no le comunicaba cuándo asistía a reuniones de consejos de administración.