
Únicamente rinden cuentas por los 4,1 millones recibidos en concepto de donaciones privadas. Entre Exteriores y Educación les otorgaron 3,5 millones de euros en subvenciones en 2012.
Casi todos los partidos tienen la suya y no es de extrañar. Contar con una fundación ha supuesto para cualquier formación política abrir una vía de financiación apenas sometida a controles. De acuerdo con el Tribunal de Cuentas únicamente el 18 por ciento de los ingresos anuales de este tipo de organismos se sometió a fiscalización.
Los datos, los más recientes, son relativos a 2007 y apenas permiten establecer comparaciones. Antes de ese ejercicio, una fundación no tenía por qué presentar ni un papel (nada de cuentas anuales ni ningún tipo de documentación contable) al Tribunal sobre el dinero que les llegaba. A partir de ese año, sí quedó establecido un control, pero restringido al porcentaje de esos recursos que procede de donaciones de carácter privado. Es por ello que, de un total de 22,2 millones de euros que afluyeron a estos satélites de los partidos, de únicamente 4,1 millones ha habido que justificar su origen.
Sobre lo que ocurrió en los años posteriores todavía no se sabe nada. Existe el compromiso de publicar antes de final de año las fiscalizaciones de 2008, 2009 y 2010. Ahora bien, las reglas del juego en el momento de presentar esas cuentas eran las mismas; así que lo razonable es esperar que el strip-tease contable haya quedado limitado de nuevo a un mínimo porcentaje.
Además, a pesar de lo poco con lo que se conforma la institución que ahora preside Ramón Álvarez de Miranda, aún hubo fundaciones que se permitieron el lujo de no brindarle ninguna información. Tal fue el caso de la Canarias 7 Islas, el laboratorio de ideas de Coalición Canaria en 2007 (que desde 2011 tiene un nombre más sonoro: Centro de Estudios Canarios Siglo XXI), la Horacio Fernández Inguanzo del Partido Comunista o la Zabaldiak de Nafarroako Ezker Batua.
También hubo casos de fundaciones que declararon que no recibían un euro en concepto de donaciones, como la Veintinueve de junio de la Chunta Aragonesista o la Rey del Corral, también del PC, sin dar mayores explicaciones sobre cuáles son sus fuentes de ingresos.
Un 'error' que todas cometen
Y aún hay más formas de torear a la autoridad competente. Ya que el escrutinio no va más allá de los donativos privados, el Tribunal de Cuentas reclama a las fundaciones que discriminen con claridad ese tipo de ingresos desde el mismo momento en que los reciben. La forma más sencilla de hacerlo es abrir una cuenta bancaria específica para ellos. Pues bien, casi ninguna lo hace; las donaciones acaban confundiéndose con el resto de transferencias de todo tipo que reciben estos organismos. Sus responsables, a la hora de justificar esta confusión de cifras lo único que aducen es que se produce "por error".
No acaban ahí las dificultades. Las hay incluso de base, ya que ni siquiera puede consultarse un registro que permita identificar oficialmente a este tipo de organismos. El único criterio para localizarlas es que el propio partido las reconozca como tales. Así, la Fundación Sabino Arana, ligada al PNV, no fue objeto de la fiscalización del Tribunal de Cuentas, simplemente porque los peneuvistas aseguraron que no contaban con ningún organismo de esta clase.
Ahora bien, ante el Gobierno, la vinculación entre la Sabino Arana y el PNV sí que está plenamente reconocida. ¿Cuál es la causa de este doble rasero? Simplemente el hecho de que no hay una fundación que quiera vivir sólo de donaciones, y las subvenciones que les ofrece el Ejecutivo son golosas.
Ayudas públicas exclusivas
Para dar con ellas no hay más remedio que rastrear el Boletín Oficial del Estado (BOE), y allí se pueden encontrar de dos tipos: unas concedidas por el Ministerio de Educación y otras por Exteriores. Las fuentes consultadas confirman que, al menos en este último caso, son ayudas exclusivas para fundaciones políticas. Poco importa que su objetivos, promocionar la democracia en el exterior o la cooperación humanitaria, pueden ser desempeñados por otros organismos, como una ONG: este dinero es para las fundaciones, para las que se identifiquen como tales, y en este caso la Sabino Arana lo hizo. Entre las subvenciones de Exteriores y las propias de Educación, las fundaciones políticas recibieron un total de casi 3,5 millones de euros (en 2013 serán 2,9 millones). Faes se vio especialmente beneficiada, con más de 500.000 euros provenientes del departamento que dirige Juan Ignacio Wert, a los que se sumaron casi 1,2 millones del Ministerio de García-Margallo.