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Rouco Varela considera la decisión de Benedicto XVI un signo de "humildad" y de "libertad"

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. EFE

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, define la decisión del Papa Benedicto XVI como "un claro signo de humildad, de libertad en el Señor y de amor a la Iglesia, a la que ha servido con entrega infatigable y generosa", en una carta enviada con motivo de la renuncia de Benedicto XVI a su cargo, que quedará vacante el próximo 28 de febrero a las 20,00 horas.

Supo aceptar por amor la carga que el Señor ponía sobre sus hombros cuando lo llamó a la sede de Pedro, del mismo modo que por amor a la Iglesia deja humildemente en manos de Cristo y de su Espíritu las riendas que otro tomará para confirmarnos en la fe y mantenernos unidos por el vínculo de la caridad, remarca.

Igualmente, subraya que en las breves palabras que ha dirigido en el consistorio, Benedicto XVI ha expresadola responsabilidad con que toma libremente esta grave decisión, asumida después de considerarla reiteradamente en su conciencia ante el Señor.

Concretamente, explica que esta decisión está contemplada en las leyes de la Iglesia, que determinan que 'la renuncia sea libre y se manifieste formalmente' (CIC 332,2), como así ha sucedido y añade que tampoco es necesario que sea aceptada por nadie ya que el Papa no está sometido a ninguna autoridad en el ejercicio de su ministerio.

El cardenal ha asegurado que Benedicto XVI ha servido a la Iglesia como un humilde trabajador de la viña del Señor y ha iluminado a la Iglesia con un magisterio claro y espléndido sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia en el mundo de hoy: desde el primado de Dios en la sociedad hasta los aspectos más esenciales y sencillos de la vida cristiana.

Asimismo, ha destacado sus encíclicas sobre la Caridad, la Esperanza y la convocatoria del Año de la Fe que muestran, a su juicio, su interés por mantener a la Iglesia sobre el único fundamento que puede darle firmeza y estabilidad en los avatares de este mundo: la relación estrecha, viva y directa con Dios a través de la vida teologal.

Para el cardenal, España tiene con este Papa una especial deuda de afecto y gratitud por sus visitas con motivo del encuentro mundial de las familias en Valencia, en 2006; a Santiago de Compostela y a Barcelona, en 2010, y a Madrid, en agosto de 2011, con motivo de la JMJ, donde confirmó a los jóvenes en la fe, les alentó en su vocación misionera y les animó a vivir la amistad con Cristo.

Además, se muestra convencido de que el Papa sabe que el Espíritu Santo dará a su Iglesia un sucesor de Pedro que, dócil a sus inspiraciones, guiará a la Iglesia con la autoridad de Cristo.

El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino, ha indicado, preguntado por el futuro nuevo Papa, que el Espíritu Santo no actúa con retratos robots sino con seres humanos de carne y hueso con una vocación, historia, cualidades concretas y unos defectos propios.

El Espíritu Santo no actúa con retratos robot

Concretamente, ante la posibilidad de que el sucesor de Benedicto XVI fuera joven y con capacidad intelectual solvente, Martínez Camino ha apuntado, en declaraciones a Onda Cero recogidas por Europa Press, que estos rasgos son todos objetivamente interesantes para la figura del nuevo Pontífice, pero que el Papa será el que quiera el Señor.

Además, ha indicado que el Papa ha explicado que el problema principal al que se enfrenta la Iglesia en este momento es el del olvido de Dios y del relativismo y eso exige todas las energías de un Papa.

Vivir como si Dios no existiera, la soledad en que el ser humano se encierra en si mismo voluntariamente, ese es el mayor problema al que la Iglesia se enfrenta y que exige todas las energías del Papa y de todos para la evangelización, ha subrayado.

Martínez Camino ha asegurado que no sabía nada de la decisión y que cuando llegaron las primeras noticias, mientras esperaba la confirmación del portavoz de la Santa Sede, le costaba trabajo creerlo y todavía está haciéndose a la idea. No teníamos en España, que yo sepa, ninguna noticia de que ayer iba a tener lugar el anuncio de que el Santo Padre renunciaba a su oficio, ha añadido.

No obstante, ha apuntado que tampoco era algo absolutamente impensable o extraño porque ya en el libro entrevista con Peter Seewald 'Luz del mundo', Benedicto XVI señaló que un Papa nunca se retiraría por huir de los problemas pero, si llegaba un momento en que él pensaba que estaba incapacitado para ejercer bien su ministerio, entonces no solo podría sino que tal vez debería renunciar.

No buscar tres pies al gato

Además, ha indicado que el comunicado oficial del Papa encierra una explicación suficiente como para no buscar más pies al gato. Dice que se trata de un mundo en el que cree que debe renunciar por no tener la capacidad física y anímica suficiente, un mundo con cambios rapidísimos y perturbado por grandes problemas que afectan a la vida de la fe, ha precisado.

Por otra parte, ha recordado que en su mensaje de renuncia, el Pontífice hace referencia a la opción elegida por su predecesor, Juan Pablo II, que permaneció en la silla de Pedro hasta que murió, apenas sin poder hablar pero dándolo todo.

El Papa dice que teniendo en cuenta la esencia espiritual del ministerio de Pedro, no cabe duda de que ese servicio es servido no solo actuando y hablando sino también y no menos, sufriendo y orando. Es una alusión creo casi inmediata al gran ejemplo que Juan Pablo II dio al mundo. De esa manera lo honra, ha concretado.

Sin embargo, Martínez Camino ha explicado que su decisión ha sido tomada en conciencia y en libertad plena que son las condiciones necesarias para poder renunciar según el Derecho de la Iglesia, en el que está previsto este extremo y considera que su renuncia es muestra de una grandeza espiritual, de desapego a los propios intereses y de una amplitud de miras ejemplar.

Por otro lado, ha afirmado que el Papa conocía mejor que nadie los problemas objetivos de una Iglesia católica universal presente en todos los continentes y conocía los problemas de pequeñeces humanas. No obstante, ha advertido de que no renuncia porque no conociera tanto las exigencias enormes del cargo comolos problemas y las pequeñeces, sino porque le faltan las fuerzas.

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