Con 17 años Raquel comenzó su obsesión con el peso. Quería controlarlo a toda costa, quería adelgazar y su obsesión le hizo sufrir una bulimia nerviosa. Pero de ahí pasó a dejar de comer alimentos sólidos y alimentarse a base de alcohol.
"El cuerpo no te pide comer, sólo quiere beber, beber y beber..." nos cuenta Raquel. Su vida se anuló y durante tres años el alcohol la dominó por completo. Como ella 400.000 personas sufren este trastorno alimenticio, beben para adelgazar y su vida se destruye sin darse cuenta.
"Es una enfermedad fruto de la civilización moderna", nos comenta Gabriel Rubio, psiquiatra del Hospital 12 de Octubre de Madrid, "quieren adelgazar y lo hacen a costa de todo y a cualquier precio". Una enfermedad cada vez más presente y que si no se frena a tiempo tiene fatales consecuencias.