
La Sanidad española está muy lejos de seguir el principio médico de primum non nocere: lo primero es no hacer daño. Al contrario. Cuantos más medicamentos se prescriban y cuantas más pruebas, tratamientos e intervenciones se someta al paciente, mejor. Ésta parece ser la regla en el Sistema Nacional de Salud.
Con 20,7 recetas por habitante y año, los españoles son los europeos más medicados del mundo, tras los franceses, y ocupan el segundo puesto europeo en volumen de fármacos consumidos de los ocho principales grupos terapéuticos de medicamentos. También son los que más veces visitan la consulta del médico de familia, con una media de 7,5 veces al año, muy por encima de la europea, según la OCDE.
Incremento en Urgencias
Esta hiperfrecuentación también se aprecia en los Servicios de Urgencias hospitalarios, donde se ha producido en la última década un "incremento desmesurado", según un estudio presentado por Pfizer, que indica un alza del 26,5% de visitas, frente al aumento poblacional de sólo el 14,1% y sin que se traduzca en un mayor número de ingresos hospitalarios.
Incluso los propios ciudadanos reconocen en el barómetro fiscal del Instituto de Estudios Fiscales que se hace un mal uso de la sanidad, por encima de cualquier otra prestación pública. El 43,5% opina que se abusa del sistema de prestaciones. Y es que una de cada tres visitas al médico de familia podría ser innecesaria, al igual que entre un 30 y un 80% de las visitas a Urgencias podrían serlo, según un estudio de Fedea.
Además de ser un pozo sin fondo, la medicina que se practica en España tiene también muchos efectos secundarios. La Comunidad Valenciana ha puesto en marcha un novedoso programa de alertas sanitarias para controlar los historiales de cerca de un millón de pacientes polimedicados, que reciben entre cuatro y siete tratamientos. En el piloto realizado en Elche para revisar los medicamentos usados para tratar la osteoporosis se ha detectado que el 80% de los tratamientos era inapropiado y se aconsejaba interrumpirlo. El potencial de ahorro de esta revisión automatizada de historiales es de 14 millones de euros sólo en este grupo de fármacos y para la Comunidad Valenciana, según explica a este diario el director general de Farmacia, José Clérigues.
Es sólo una muestra más del descontrol y despilfarro en la partida de gasto farmacéutico que absorbe el 30% de los presupuestos autonómicos en salud de 2012 y que en la Comunidad Valenciana alcanza el 36% de su cuenta en salud. Regiones como Madrid también han denunciado que cada año se tiran al sistema de recogida de envases (Sigre) fármacos por valor de 53 millones, la mitad sin abrir, según datos de la Subdirección de Productos Sanitarios madrileña.
Tecnologías inútiles
Las ineficiencias no son patrimonio exclusivo del capítulo farmacéutico. Simplemente es la partida en que más se observan. El doctor Francisco M. Kovacs, presidente de la Fundación Kovacs, especializada en dolores de espalda, ha asegurado que cada año en España se realizan 970.000 resonancias magnéticas y "dos tercios se consideran inútiles y contraproducentes".
No es el único caso detectado de mal uso de algunas tecnologías sanitarias o de inversiones en equipos o técnicas ineficaces. Canarias se gasta cada año 3 millones de euros en tecnologías de rehabilitación "demostradamente inútiles para el tratamiento del dolor de cuello y lumbar", según el doctor Kovacs.
La Organización Médica Colegial y la Fundación Kovacs presentaron días atrás el primer estudio español que cuantifica en 70 millones de euros el gasto público en técnicas rehabilitadoras de dolencias de espalda, cuello y hombro que carecen de fundamento científico.
Los expertos abogan por desinvertir en sanidad. El profesor de la Universidad Pompeu Fabra Jaume Puig-Junoy pide "eliminar práctica médica, medicamentos o tecnologías para los que existe evidencia científica de que aportan poco o ningún beneficio a la salud".