
El presidente del PP, Mariano Rajoy, avisó hoy a sus compañeros de partido que no se dejará presionar en la selección de las prioridades y quiso dejar claro que no se le subirá el cargo a la cabeza porque, dijo, "después de lo que he pasado, no corro ningún peligro de envanecimimento". Además, cree que el PP debe ser "modelo de conducta", no tolerará que una "mancha" contamine la "buena fama de todos" y deja claro que los ciudadanos le han elegido para que "haga lo que tenga que hacer" y hacerlo "deprisa".
El dirigente popular realizó estas afirmaciones durante su discurso ante el XVII Congreso Nacional del PP mediante el que ha pedido el voto a sus compañeros para ser reelegido presidente del partido.
"Nos han tomado en serio", afirmó Rajoy en referencia a los ciudadanos que les han votado. "Ya te hemos votado, dicen. Ahora cumple. Haz lo que tengas que hacer, y hazlo deprisa", dijo el presidente del Gobierno ante los más de 3.000 compromisarios que se dieron cita hoy en Sevilla, justificando así las decisiones que está adoptando en su tarea de gobierno, muchas de ellas impopulares.
"Decisión y prontitud"
Rajoy precisó que es "la hora de las respuestas", de actuar con "decisión y prontitud" para hacer aquello que tenían "preparado" y habían "pregonado" y corregir "todo lo que reclama arreglos". Y dejó claro que es una persona a la que no le gusta que le presionen en la elección de las prioridades.
Aunque precisó que no le afecta, porque no se deja presionar y no actúa en la selección de sus prioridades "por lo que presionen unos u otros, ni por lo que reclame la prensa, ni por el qué dirán, sino por las necesidades de la gente y la gravedad de los problemas". Entre otras razones, argumentó, porque no le debe "nada a nadie".
En este contexto presumió de haber podido conservar su "independencia" durante estos años y pidió a sus compañeros que no teman que se le "suba el cargo a la cabeza" y menos en la "tercera edición" -es la tercera vez que es reelegido presidente del PP-. "Podré cometer errores, pero, después de todo lo que he pasado, no corro ningún peligro de envanecimiento", argumentó.
Recordó que ha dirigido al partido en "tiempos difíciles", ha logrado mantener su "unidad" y su "independencia" y dijo creer en la "igualdad de todos", tanto en los derechos como en la "igualdad en el sometimiento a las leyes", en la Ley, la "solidaridad" y el "mérito" como afán de superación.
Rajoy cumplió con el rito de aspirante al cargo al exponer su currículum y sus características vitales. Recordó los cargos que ha tenido desde que se afilió sin que se lo "mandara nadie" y en los que después hizo "todo" lo que le mandaron. "Ahora estoy empezando a descubrir en qué consiste ser Presidente del Gobierno", apuntó.
Señaló que de él se dice que es un hombre "previsible", no sabe si como "elogio" o "como crítica", y que es una persona que "piensa las cosas". Algo que le choca que se "mencione" y se preguntó "a qué extremos se ha llegado" en España para que esto "pueda llamar la atención".
Por los intereses de la gente
Además de hablar de sí mismo, Rajoy dejó claro qué tipo de partido quiere y explicó que el PP tiene que ser "modelo de conducta" política y moral. "Que lo seamos y que lo parezcamos", dijo emulando la expresión sobre la mujer del César.
En este sentido, recordó que a los cargos públicos se les presupone "competencia y diligencia", pero avisó de que no aceptará que la "mancha de una excepción contamine la buena fama de todos" porque están administrando "los intereses de la gente". "No podemos admitir negligencias, ni tolerar despilfarros, ni inventar problemas donde no existen, ni que cunda la discordia", apostilló.
Admitió, no obstante, que puede haber un "desliz" porque "como todos" pueden tener "caídas", pero reclamó "esfuerzo por evitarlas". "Los españoles han depositado su confianza en nuestras manos y yo no estoy dispuesto a que nadie le traicione", apostilló.