La tensión en torno a la independencia de Kosovo aumentó este viernes tras una noche de incidentes en Belgrado que dieron paso a un cruce de acusaciones entre los diferentes actores de la crisis y que llevaron a Washington a evacuar a su personal no esencial de la embajada.
"El personal no indispensable recibió la orden de abandonar temporalmente Belgrado", declaró a la AFP Rian Harris, portavoz de la embajada estadounidense, asaltada e incendiada el jueves.
"No estamos convencidos de que las autoridades serbias puedan garantizar la seguridad de nuestros empleados", agregó Harris, precisando que la medida se aplicará "durante un periodo inicial de siete a diez días".
Un cuerpo carbonizado, aún sin identificar, fue hallado en la legación tras el asalto, aunque no se trata de un empleado.
Los incidentes, que siguieron a una manifestación contra la independencia de Kosovo a la que asistieron unas 150.000 personas, se saldaron con 130 heridos, entre ellos 52 policías, y la detención de 192 personas.
El presidente serbio Boris Tadic, que no participó en la manifestación porque se encontraba en Rumanía, convocó una reunión del Consejo de Seguridad Nacional y condenó lo ocurrido.
"No hay ninguna excusa para la violencia, nadie tiene el derecho de justificar ni siquiera una palabra de lo que ocurrió ayer", declaró Tadic en un comunicado que no precisaba la fecha de la reunión.
El primer ministro nacionalista serbio Vojislav Kostunica recordó que "la violencia y la destrucción perjudican directamente" los "intereses nacionales" de Serbia y pidió "a todos los ciudadanos que eviten en el futuro el más mínimo incidente".
Grupos de individuos encapuchados causaron el incendio en la embajada estadounidense, atacaron otras embajadas, como las de Alemania, Canadá, Turquía, Bosnia y Croacia, y destrozaron restaurantes, tiendas y bancos para saquearlos.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) condenaron los hechos y el Consejo de Seguridad de la ONU recordó el principio de salvaguarda de las representaciones diplomáticas.
La independencia kosovar tensó también las relaciones entre Rusia, aliada incondicional de Serbia, y los Occidentales. Moscú les culpó de los incidentes y amenazó con recurrir a la fuerza si se desafía a la ONU.
"Lo que ocurrió ayer en Belgrado es de lamentar (...) pero las fuerzas que han apoyado el reconocimiento unilateral de Kosovo deben tener conciencia de las consecuencias", afirmó el portavoz de la cancillería rusa, Mijail Kaminin.
"Si hoy la Unión Europea adopta una posición común o si la OTAN sobrepasa su mandato en Kosovo, estas organizaciones desafiarán a la ONU (...) También nosotros partiremos del hecho de que debemos utilizar una fuerza brutal, o en otras palabras una fuerza armada, para que se nos respete", dijo por su parte Dimitri Rogozin, representante de Rusia ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Washington respondió calificando de "cínica" y poco cooperativa la actitud de Moscú.
"Los rusos han seguido una política bastante cínica. No están en Kosovo, no están haciendo nada para ayudar a los kosovares. Se mantienen al margen y son más bien de poca ayuda", dijo el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos Políticos, Nicholas Burns, a la cadena Fox News.
El Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Javier Solana anunció que las negociaciones para el acuerdo de asociación entre Serbia y la UE no se reanudarán por culpa del clima de violencia.
La tensión y la incertidumbre se extendieron por los Balcanes. Los serbios de Bosnia advirtieron que ellos también ejercerían su "derecho" a la secesión si la ONU y una mayoría de países de la UE reconocían la independencia de Kosovo.
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