Cuenta atrás. Aún falta una semana para dar carpetazo a 2011, pero ya hay quien se viste con sus mejores galas. Los depósitos ?pese a los baches que han atravesado a lo largo del año? son un claro ejemplo.
Tres han sido sus muros: el freno de la Ley Salgado, la competencia de la deuda pública y el auge de otros productos conservadores alternativos para la captación de ahorro ?como los pagarés?. Unas circunstancias que no han impedido que la rentabilidad media del depósito a 12 meses despida el año en máximos desde junio ?mes en el que elEconomista empezó a realizar este cálculo?, en el 2,94 por ciento.
Pese a todo, aunque es el interés medio más alto de los últimos seis meses, lo cierto es que sigue siendo un rendimiento inferior al que ofrecen otro tipo de productos.
Pero para entender las causas que han provocado esta situación es necesario remontarse a los hechos que han marcado la evolución de los depósitos en el último semestre de 2011.
Quizás el más significativo ha sido el Decreto Salgado. En julio, Elena Salgado, la anterior ministra de Economía, decidió poner fin a la archiconocida guerra del depósito. Por aquel entonces, la rentabilidad media de la Primera División de la Liga del Depósito ?clasificación elaborada por elEconomista con las retribuciones de las entidades con más cuota de mercado en el negocio bancario nacional? se situaba en el 2,84 por ciento.
Sin embargo, el hecho de que la normativa planteara una penalización para aquellos bancos cuyos depósitos ofrecieran rentabilidades superiores al euribor medio a doce meses, más cien puntos básicos, modificó a la baja sus ofertas comerciales.
Prueba de ello es que un mes después, con su entrada en vigor, el rendimiento medio de estos depósitos retrocedió hasta el 2,72 por ciento ?el porcentaje más bajo de los últimos seis meses?.
Esta situación tuvo una clara consecuencia. Los escaparates bancarios se llenaron de productos alternativos desplazando a segundo plano a los depósitos, con los pagarés como principales protagonistas.
Al mismo tiempo, la crisis de deuda periférica mostraba su peor cara. Durante los tres últimos meses, la desconfianza del mercado sobre España ha pesado como una losa, y la prima de riesgo española ?que mide la diferencia entre el interés del bono español a diez años y el alemán? llegó a dispararse por encima de los 500 puntos básicos.
El alto precio que España se vio obligada a pagar en el mercado para lograr financiación ha llevado a los bancos a elevar el interés de sus depósitos para evitar quedarse en fuera de juego.