Justo un mes antes de las elecciones generales del 20-N ETA anunciaba el cese definitivo de la violencia armada. A treinta días del examen en las urnas, el PP reaccionaba con discursos diferentes a la noticia.
La declaración oficial del partido que el líder y candidato a la Moncloa, Mariano Rajoy, leyó ante los medios acogía con "satisfacción" la decisión de ETA aunque reconocía que la tranquilidad sería absoluta cuando la banda se disolviera, Rajoy remarcaba que la derrota había sido gracias al Estado de Derecho y a "la fe en la democracia de todos los españoles, representada por el esfuerzo sucesivo de todos los gobiernos que han actuado bajo el amparo de la ley".
Los menos convencidos
Pues bien, a esta declaración plana y optimista de Rajoy y del PP (compartida por Sáenz de Santamaría y Cospedal, sus números 2 y 3) le habrían salido vértices con las declaraciones de algunos miembros del partido.
Esperanza Aguirre reaccionaba al comunicado de la banda asegurando que tiene "credibilidad cero" y reprochando que "ni entrega las armas ni se disuelve". Además, añadía en Twitter que "lo único que me interesa de ETA es que se disuelva, que pida perdón a las víctimas y que deje la actividad armada".
Pero no ha sido la única que se ha salido del tono de la declaración de Rajoy. Jaime Mayor Oreja cree que la banda "volverá a las andadas si las cosas no les salen como está previsto".
Otro ejemplo de distanciamiento con la reacción conjunta del PP lo protagoniza el presidente de las Cortes Valenciana, Juan Cotino, quien no cree que ETA se haya "terminado", aunque es "mejor" que entre en campaña con "papeles" y no con armas.
Esta declaraciones marcan la diferencia de opiniones en el partido a unos días del inicio de campaña.