
El INE confirma que en el segundo trimestre el PIB creció el 0,2%, la mitad que en el primero. El fuerte retroceso de la demanda interna deja el avance de la economía en manos del sector exterior
El Gobierno reconoce con la boca pequeña que la previsión de crecimiento de la economía española este año, fijada en el 1,3 por ciento del PIB, es cada trimestre que pasa "más difícil de cumplir, aunque es posible".
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, aceptaba ayer esta realidad, aunque aseguró que el Gobierno no está por la labor de modificar a la baja el cuadro macroeconómico recogido en el Programa de Estabilidad.
Para el secretario de Estado, la mayor incertidumbre reside en la evolución de las economías europeas después de un trimestre en el que se han registrado tasas intertrimestrales alarmantes en los principales países.
De su evolución inmediata dependerá en buena parte la capacidad de la economía española para recuperar el terreno perdido en el segundo trimestre del año, en el que se ha crecido a un ritmo de la mitad que en el trimestre anterior, esto es el 0,2 por ciento frente al 0,4 por ciento del periodo enero-marzo revisado al 0,4 por ciento.
En tasa interanual, la economía creció el 0,7 por ciento, también dos décimas por debajo de la tasa revisada del primer trimestre, por lo que queda en el 0,7 por ciento. Detrás de las cifras de este frenazo económico está la caída de la demanda nacional en un punto y medio, con lo que la tasa se situó en -1,9 por ciento, compensado por la dinámica de la demanda externa, que aportó al PIB el doble que en el trimestre anterior, 2,6 puntos.
La demanda interna se seca
El panorama de los componentes de la demanda interna es francamente pesimista. El gasto en consumo final de los hogares se anota el -0,2 por ciento interanual, frente a tasas positivas registradas en los cuatro trimestres anteriores. La remuneración de los asalariados sobre la que se funda la mayoría del gasto presenta crecimiento negativo del -0,5 por ciento, una décima más que en el trimestre anterior.
El gasto de las Administraciones
Públicas ha vuelto por donde solía tras los dispendios electorales, con una tasa interanual del -1,0 por ciento.
También la demanda de inversión presenta características preocupantes. En términos de Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) la caída se sitúa en el -6,7 por ciento interanual -siete décimas más negativa que la tasa del trimestre anterior-, que se distribuye en un -3,7 por ciento de deterioro de la inversión en bienes de equipo, y que en los cuatro trimestres precedentes se había mantenido en cifras positivas.
La caída de la construcción registra un -9,3 por ciento interanual, con una ligera mejoría respecto a los cinco trimestres anteriores. La rúbrica de Otros productos cayó hasta el -2,7 por ciento interanual y también incrementan su peso negativo en 2,3 puntos porcen- tuales.
Ya se ha mencionado que la tabla de salvación ha estado en la demanda exterior, pero con la salvedad en el trimestre de que las exportaciones mantuvieron una tasa interanual del 8,4 por ciento (menor en casi cuatro puntos que la del trimestre anterior).
En esta rúbrica, las exportaciones de bienes han sufrido un deterioro considerable desde el 15,8 por ciento al 8,5 por ciento; por el contrario, las exportaciones de servicios no turísticos aumentaron del 4,3 por ciento anterior al 7,7 por ciento y los gastos turísticos evolucionaron de una tasa del 4,6 por ciento al 9 por ciento.
En la contrapartida de las importaciones se produce un recorte muy fuerte, del 6,3 por ciento al -1,7 por ciento, que afectó a la balanza de mercancías, pero también a los gastos exteriores turísticos y no turísticos de residentes.
Por el lado de la oferta es generalizado el menor crecimiento respecto al trimestre anterior. La agricultura retrocedió hasta el -0,1 por ciento; las ramas industriales y eléctricas bajaron el 3,9 por ciento al 2,8 por ciento; las ramas de servicios bajan del 1,3 por ciento al 1,2 por ciento y los impuestos sobre la producción retroceden del -0,4 por ciento al -1,1 por ciento.
El empleo se redujo en 172.000 personas netos a tiempo completo en un año. No obstante, la tendencia se ha suavizado.