
Murcia nunca ha tenido fácil lograr puestos de liderazgo en la sociedad y economía española. En el pasado más reciente no contaba con infraestructuras estratégicas de comunicaciones, y sus sectores tradicionales como la agricultura y la industria perdían la pujanza de otras épocas.
La búsqueda del destino económico de Murcia llevó a sus dirigentes a ver un filón en el boom inmobiliario que ha vivido en los últimos años el mercado español, especialmente el situado a pie de playa.
Así el Gobierno regional de Ramón Luis Valcárcel se lanzó a una estrategia territorial que hiciera del turismo un pilar de la economía regional de la mano de los grandes proyectos urbanísticos, vinculados al golf y a las dotaciones hoteleras, con su vecina Comunidad Valenciana como ejemplo.
La financiación local
Los ayuntamientos murcianos cogieron el guante y se apuntaron a esa liga en que se ha convertido el urbanismo para ver quien retiene el programa urbanístico más grande. En esos planes confiaban el desarrollo económico de sus municipios, y de ellos han hecho depender en muchas ocasiones la propia financiación local. La fuerte competencia, además, entre promotoras por asegurarse los planes urbanísticos daba paso a una puja, principal coladero de la corrupción.
Es así como han tomado forma casos como el de Totana, que en un pleno dio luz verde a casi 60 convenios urbanísticos, pendientes todos ellos de la aprobación del PGOU. Dicho plan es también una muestra de las ambiciones municipales nacidas bajo el paraguas del urbanismo. Los diferentes planes urbanísticos incluidos en el PGOU supondrían convertir la Totana actual de 25.000 habitantes en una localidad de 150.000 ciudadanos en el año 2020. El PGOU que está sobre la mesa pone en el mercado suelo para 40.000 viviendas, a sumar a las 14.000 actuales.
Pero junto al impacto territorial de tanto crecimiento en tan poco tiempo, las propias arcas municipales son las que, pasado el espejismo de los nuevos y fáciles ingresos, corren peligro. Un municipio como Totana maneja este año una presupuesto de 57 millones de euros y su deuda ronda los 43 millones.
¿Cómo se suplirán los ingresos
La corporación recogía, además, una previsión de ingresos de casi 22 millones procedentes exclusivamente de convenios urbanísticos para financiar inversiones. La pregunta es qué rentas suplirán a esos ingresos que están muy lejos de ser una renta fija, y menos ahora.
Lo cierto es que el seguidismo del boom inmobiliario es lo que ha permitido a la Región de Murcia presumir de las mayores tasas de crecimiento económico en los últimos años, pero con una frágil base. No es otra que la de un vertiginoso ritmo de construcción que, más allá de ciclos sectoriales, es insostenible pues los recursos, entre ellos el agua, son escasos.