El Ministerio de Industria tiene en su contra ya no sólo a los operadores de butano, sino también a los distribuidores, quienes se encuentran en una situación crítica por depender de un sector regulado cuya retribución no cubre en absoluto los costes. Por ello, solicitan que se incremente el coste de la bombona en unos 3 euros, desde los 13,19 euros que cuesta actualmente.
Fuentes de la principal asociación de empresas de reparto de butano, FED GLP, consultadas por elEconomista explicaron que es necesaria una revisión de la fórmula que fija el precio de la bombona porque en este momento hay una gran diferencia entre la cotización de la materia prima que se incluye en el cálculo del precio del butano y el coste real, lo que conlleva grandes pérdidas. "La fórmula está desfasada", advierten desde la patronal.
El precio del butano se revisa trimestralmente mediante una metodología que recoge las cotizaciones internacionales del propano y del butano, pero el coste de comercialización se revisa una vez al año y "tiene una visión política más que económica". De hecho, cabe recordar que el ministro Miguel Sebastián aplicó una drástica reducción de estos costes en marzo de 2009.
6.000 empleos en juego
Según esta federación, que agrupa a un 90% de las empresas que distribuyen las bombonas de Repsol, ha llegado un punto donde está en riesgo la viabilidad de 6.000 empleos y del que depende el consumo de diez millones de clientes en España.
El próximo 10 de marzo los principales representantes de esta patronal se reunirán en Industria con el director general de Política Energética, Antonio Hernández, para trasmitirle la necesidad de un cambio para este negocio, donde los distribuidores "ya no se pueden ajustar más sin llegar al cierre".
En este sentido, cabe destacar que de los 13,19 euros que cuesta la bombona, 5,20 euros son para el coste de comercialización, que se reparte tanto Repsol o Cepsa como la red de distribuidores. Con otros 2,40 euros se tienen que pagar todos los costes de almacenaje y transporte, y como mucho el repartidor se queda con 1 euro.
Uno de los principales problemas es la presión que puede llegar a ejercer las petroleras, quienes tienen un agujero con unas pérdidas históricas de 432 millones de euros, tal como publicó elEconomista el pasado 20 de octubre a raíz de una denuncia en el Tribunal Supremo contra el Ministerio de Industria por este asunto. En consecuencia, FED GLP teme que, ante la poca rentabilidad de este negocio, estas compañías negocien a la baja los contratos de distribución, que vencen en agosto.
El argumento que ponen de manifiesto las petroleras es que hay un retraso de nueve meses en la aplicación del alza de la materia prima, a lo que el Ministerio ha respondido que el desajuste temporal se da en los dos sentidos, también cuando los costes bajan. Para la FED GLP la media es siempre de subida y rechaza de plano este argumento. El resultado de esta situación ha sido una drástica reestructuración en el sector. Repsol ha pasado desde 2008 de 21 factorías a 11, al tiempo que se ha pasado de 640 empresas de distribución a tan sólo 240 distribuidoras.