Comienza el día con aparente normalidad. Pese a los miedos por el posible tráfico, la dificultad para llegar al puesto de trabajo o el problema con el trasporte público, el 29-S transcurre en Madrid como un día más, ajeno a la huelga, pero con menos movimiento del habitual.
Mismo tráfico mañanero que todos los días y miradas a un lado y otro esperando la aparición de un piquete. En la radio señalan que sólo hay problemas con los autobuses, y entonces te das cuenta de las colas que hay formadas en las paradas. Hay complicaciones para que los autobuses salgan de la EMT pero por lo demás, calma, o al menos calma tensa.
Son las 7:30 de la mañana y en una fábrica de un polígono industrial los piquetes celebran 'su victoria'. "Ha sido un éxito" aseguran con entusiasmo, mientras que recalcan que nadie de la empresa ha entrado a trabajar salvo la dirección, los servicios mínimos y el médico, "por si pasa algo". Recitan cánticos, megáfono en mano, critican al Gobierno y sus últimas medidas adoptadas, pero sobre todo se felicitan por lo bien que marcha el día. Mercamadrid, polígonos industriales, fábricas, trenes... todo ha ido a la perfección menos "los autobuses de Aguirre", a la que acusan de poca sensatez y de haber querido ser la protagonista de la huelga.
La presidenta de la Comunidad de Madrid aparece en todos los corrillos. "Protagonista, insensata, culpable de los problemas con los autobuses"... Sus servicios mínimos han dolido a los sindicatos y la culpan de los incidentes -pocos- que han ocurrido.
Mientras los conductores que pasan por delante, jalean a los sindicatos o les critican. "A trabajar coño" se escucha desde un coche mientras los piquetes hacen sonar más alto sus megáfonos y vuvucelas, porque sí, las vuvucelas han llegado a la huelga general en España.
Normalidad en los transportes
Cambio de rumbo. ¿Cómo estará el metro? ¿Habrán funcionado bien los trenes de Cercanías? Vamos a Sol. Puede ser un punto álgido de la huelga. Muchos comercios, el nuevo intercambiador y el edificio de la Comunidad de Madrid, lo tiene todo. Tráfico de camino, pero el mismo, o quizá menos, que cualquier otro día a las 8 de la mañana. Se nota la ausencia de los autobuses para transitar por el bus-vao y en ningún momento nos quedamos parados en el camino. La sensación es que se va muy bien por Madrid.
Pero si bien se iba en moto, mejor se iba en Metro. "Poca gente, se podía ir sentado y pese a tardar un poco más en llegar tampoco es escandaloso". Sorpresa general en los usuarios del suburbano que comprobaban que llegaban a sus trabajos sin problema, en hora y cómodos. Algo peor los de Cercanías, "embotellados en el tren" pero hemos podido llegar. Todos esperaban un día más caótico.
Los comercios abren con cautela
Industrias en Huelga, el transporte cumpliendo los servicios mínimos pero, ¿y los comercios? La policía tomaba la calle Preciados como si de un partido de alto riesgo se tratara. Se esperaban jaleo pero no han tenido más trabajo que el de supervisión y prevención. El Corte Ingles ha abierto las puertas con normalidad pero por Gran Vía parece que hay más bullicio. Los piquetes de CGT y CCOO han cortado la calle a la altura del número 42. No quieren que se abra Zara, ni H&M ni ningún comercio de la zona? y lo logran. Las puertas de H&M y Zara permanecían cerradas a cal y canto mientras trabajadores de otras tiendas de la cadena suspiraban: "Pues ya podían haber cerrado éste".
En la búsqueda de 'víctimas', un autobús -de los pocos que han podido salir- atraviesa la Gran Vía. "Esquirol, esquirol" gritan los piquetes, para a continuación seguir cantando proclamas como "esta crisis no la pagamos" o "que viva la lucha de la clase obrera". La policía comienza a impacientarse. Los manifestantes van en aumento y se plantan ante la puerta (abierta) de la tienda Nike. "Fuera, fuera, huelga, huelga" gritan mientras agitan las banderas. La tienda echa el cierre y los piquetes lo celebran como una victoria. Y tras el deber cumplido, siguen Gran Vía abajo hacia plaza de España.
Atocha está paralizado
¿Y ahora qué? De camino a la redacción vamos a pasar por Atocha. Por el camino piquetes en bicicleta ralentizando el tráfico y en Atocha normalidad. Bueno, más que normalidad aburrimiento. Pensando en un café, hasta el puesto de churros y chocolate está cerrado, ¡qué decepción! Nadie en las cercanías de la estación, apenas usuarios y casi ningún coche. Solo algunos medios de comunicación y apenas medio centenar de personas esperando un autobús durante más de 30 minutos.
El comentario general es que se esperaba más movimiento, más gente en la calle, más problemas con los servicios y sin embargo la ciudad parece más tranquila, sin el ajetreo habitual, como de fin de semana, con total normalidad o con gran aburrimiento.