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Los cibersoldados de Chacón cuestan 420 millones de euros

La fotografía del pasado martes de la ministra de Defensa, Carme Chacón, al lado de un cibersoldado interesándose por su avanzado sistema de combate no basta para hacer realidad este ambicioso proyecto.

Tras completarse con éxito esta fase inicial de desarrollo, el Ejército debería invertir 420 millones de euros para poder equipar con garantías a un mínimo de 7.000 soldados con el sistema de combate del futuro, según estiman varias fuentes de la industria consultadas por elEconomista.

Escuadrones sobre el terreno

Una inversión para misiones de paz que, con la situación presupuestaria actual, se antoja bastante complicada. Por lo menos, hasta que se resuelva el problema del déficit en el año 2013. De momento, Defensa se tendrá que conformar a partir del verano de 2011 con los 36 prototipos que ya tiene el Madoc (Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra). Las Fuerzas Armadas podrán utilizar estos tres escuadrones para experimentar sobre el terreno cuando los trasladen dentro de 12 meses a Afganistán.

El desembolso inicial para este proyecto ha sido de 26 millones de euros, por lo que cada soldado digital ha costado más de 720.000 euros en su fase de desarrollo e investigación. Una vez que se ponga en marcha la fabricación en serie de estos modernos equipamientos se calcula que el precio para cada soldado se reduciría ostensiblemente, aunque seguiría siendo muy caro.

Se establecería una horquilla de entre 40.000 y 80.000 euros, dependiendo del nivel tecnológico que necesite. Una media de 60.000 euros, que multiplicados por los 7.000 militares que se necesitan daría la ya comentada inversión de 420 millones de euros. El desembolso podría ser mucho mayor si se tiene en cuenta que hay expertos que opinan que como mínimo se necesitan entre 8.000 y 10.000 soldados del futuro.

Incorporación insuficiente

Pero, de momento, lo que hay sobre la mesa de los teatros de operaciones son los 36 efectivos. Una incorporación totalmente insuficiente, si se tiene en cuenta el esfuerzo que están realizando otros ejércitos europeos en este campo. Sin ir más lejos, Alemania ya tiene capacidad para equipar a 2.500 soldados con estos sistemas de protección y seguridad, tras la reciente adjudicación de 220 trajes más para los cibersoldados del Bundeswehr (las fuerzas armadas germanas) a la filial de Defensa y Seguridad de EADS a mediados de mayo.

Precisamente, el gigante aeronáutico y de defensa europeo también ha sido el contratista principal del proyecto español. EADS Defence & Security, a través de su filial española, ha ejercido como referente e integrador de todos los subsistemas del ComFut (Combatiente del Futuro).

La empresa, dirigida por Enrique Barrientos en España, ha coordinado las pruebas de infantería a mediados de abril. Pero EADS es sólo la cabeza visible de este proyecto con amplia representación española en la que todas las empresas que participan tienen una misión estratégica.

Amopack suministra la energía a través de baterías recargables de iones de litio o baterías no recargables. Este es un aspecto fundamental del cibersoldado, ya que su equipo debería tener una independencia en combate de 7 horas a pleno rendimiento o de 24 horas con una utilización mínima.

Generar energía a través de las botas

De hecho, se están estudiando todavía varias alternativas, como intentar generar energía a través de las botas de los soldados cuando caminan o incorporar placas solares adaptadas al traje. Todas las pruebas que se realicen en los próximos meses serán esenciales para obtener nuevos datos sobre el terreno y mejorar el sistema en su fase de desarrollo posterior.

Los responsables de la ropa del soldado son las empresas Iturri y Fedur, que también se encargan de la protección balística y de la vestimenta interior, que debe estar adaptada para las temperaturas más extremas. Además, el traje está diseñado para que deje una menor huella térmica y visual, con el objetivo de que el enemigo no pueda localizarlo fácilmente con cámaras que detectan fuentes de calor, como es el cuerpo humano.

Indra Sistemas es la encargada de todo el equipo de sensores. Tanto el visor ocular, como una cámara de vídeo, una brújula magnética y un indicador de inclinación se manejan a través de un sencillo mecanismo que se puede accionar mientras se apunta el arma. Todo ello está coordinado por la empresa de Javier Monzón, que posibilita al soldado la opción de mandar imágenes en tiempo real a través de un sofisticado sistema inalámbrico de comunicaciones.

Y es aquí donde entran en escena los encargados de la comunicación e información, que son la propia EADS Defence & Security y el grupo GMV. El soldado lleva en su mochila un pequeño ordenador, una pequeña radio de campaña, un sistema de navegación y un terminal de datos.

Movilidad de los militares

El militar del futuro no incluye en su coste el armamento, que es proporcionado por el Ministerio de Defensa. En principio irían equipados con el rifle de asalto Heckler & Koch G-36, al que se añadiría un visor holográfico de la firma L-3 Eotech.

El problema de toda la equipación del cibersoldado es que pesa más de 30 kilos, aunque el punto de partida superaba los 40 kilos. El objetivo es ir reduciendo su peso para asegurar la movilidad de los militares, ya que además de la tecnología que llevan con el ComFut deberían ir equipados con la munición necesaria para la misión.

El diseño y la fabricación

El programa ComFut tuvo un inicio bastante polémico a mediados de esta década. En principio, parecía que Navantia, los astilleros militares públicos, se iba a llevar el contrato gracias a las soluciones tecnológicas que ofrecía su filial especializada en sistemas de combate Faba.

Después, el Ministerio de Defensa cambió de estrategia y decidió concederle el contrato al consorcio liderado por EADS tras aprobar la fase de diseño y desarrollo en octubre de 2006. En un primer momento, también se incluían en el proyecto otras empresas como Tecnobit o Elint, pero finalmente no han participado en el Combatiente del Futuro.

El Ejército tiene ahora un año de tiempo para probar hasta el límite las equipaciones. Después, deberá rascarse el bolsillo si quiere tener unas Fuerzas Armadas competitivas y seguras en el teatro de operaciones. De momento, nadie sabe nada. elEconomista se puso en contacto con un portavoz oficial de Defensa, que asegura que todavía no se ha decidido cómo será la fase de desarrollo. En EADS tampoco tienen fecha. ¿Se quedará en oportunista la foto de Chacón?

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