
La demostración de fuerza con la que Francisco Camps intentó el miércoles hacer frente a la decisión del Tribunal Supremo de reabrir el caso de los trajes se ha vuelto en su contra. Su poder de convocatoria quedó en evidencia en la reunión de la Ejecutiva Regional, a la que no acudieron la mayoría de los miembros del PP alicantino.
Camps fue preguntado allí mismo por esta ausencia y, visiblemente irritado, respondió: "No lo sé". Por si quedaba alguna duda, el presidente del PP de Alicante, José Joaquín Ripoll, lo aclaró ayer: "No fuimos porque, conscientemente, los representantes del PP en esta provincia, elegidos democráticamente en el congreso de Orihuela, decidimos no ir".
Lo peor para el presidente es que la decisión contaba con el visto bueno de la dirección nacional, a quien llamó el propio Ripoll -que no habló con Camps- para informar. "La dirección nacional conoce nuestras razones, y esperamos que tengamos tiempo para seguir ampliando las conversaciones y la posibilidad de diálogo", explicó el líder alicantino.
Arropado por Barberá y Trillo
La ausencia de los alicantinos no fue la única. La sala estaba medio vacía, y sólo dos dirigentes de peso, junto al Gobierno autonómico, estuvieron a su lado: Rita Barberá y Federico Trillo. Otros pesos pesados faltaron por motivos justificados, como Carlos Fabra y el vicepresidente Gerardo Camps, por enfermedad, y el ex secretario general Ricardo Costa, que sigue suspendido de militancia. En la calle, los críticos superaban en número a los militantes que jalearon al presidente valenciano.
Tampoco acudió el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, quien pidió a ripollistas y campsistas que no se enreden "en complejas batallas internas propias de oligarquías poco democráticas". "Estoy convencido de que vamos a ser conscientes en la Comunitat Valenciana y nos vamos a entender para no avergonzar a nuestros militantes", añadió.
González Pons fue el único dirigente nacional que ayer se refirió a la cuestión, que se ha convertido en otra losa para Mariano Rajoy, como ocurrió con las imputaciones de Jaume Matas y Luis Bárcenas. El recorte presupuestario anunciado por Zapatero compartía las portadas de los periódicos generalistas con el caso Camps, y es previsible que en los próximos días Rajoy tenga que pronunciarse sobre este asunto, cuando su deseo sería hacerlo sobre las impopulares medidas del Gobierno. De hecho, el miércoles salió del Congreso sin pararse a hablar con los periodistas sobre el debate económico, porque acababa de anunciarse la decisión del Supremo.