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El presidente chino, Hu Jintao, pide seguir buscando supervivientes del seísmo

El presidente chino, Hu Jintao, pidió a los socorristas seguir buscando supervivientes, tras visitar a los heridos del terremoto en el noroeste de China, que causó más de 1.700 muertos y 256 desaparecidos, según el último balance dado a conocer este domingo.

El mandatario hizo estas declaraciones después de que los socorristas rescataran a un hombre de 68 años que permaneció más de 100 horas atrapado bajo los escombros, informó la agencia Xinhua. "Rescatar a la gente que está aún atrapada sigue siendo la principal tarea. Cada vida es un tesoro", dijo Hu en la población de Datong, donde visitó a supervivientes.

Hu Jintao llegó este domingo a Yushu, en la provincia de Qinghai, la meseta tibetana del noroeste de China devastada hace cuatro días por un sismo que causó 1.706 muertos.

El total de víctimas del terremoto en el noroeste de China ascendió a 1.706 muertos, mientras 256 personas siguen desaparecidas, informó este domingo la agencia China Nueva. Se trata de un nuevo aumento importante del número de muertos, cuatro días después del sismo de magnitud 6,9 (escala del momento) en Qinghai. El último balance era de 1.484 muertos y 312 desaparecidos. El terremoto, que golpeó la provincia de la meseta tibetana, dejó igualmente 12.000 personas heridas -1.400 de ellos de gravedad- y 100.000 damnificados, precisó la agencia oficial.

El presidente Hu, que interrumpió una visita a América Latina para volver a China, llegó a la prefectura de Yushu, en la aislada provincia de Qinghai, en la meseta tibetana, "para dirigir las operaciones de socorro y visitar a los heridos", precisó China Nueva. Antes que el jefe del Estado, el primer ministro, Wen Jiabao, había estado en esta zona devastada, situada a unos 2.500 kilómetros de Pekín.

Este domingo, la búsqueda de víctimas continuaba en Jiegu, pero la esperanza de encontrar supervivientes disminuía cada hora, cuatro días después del terremoto. Unos 13.000 socorristas trabajaban, siempre en condiciones muy difíciles, debido al frío y a la altitud, que es de 4.000 metros.

Los habitantes de Jiegu evocaban una posible visita del Dalai Lama, un día después de las declaraciones del jefe espiritual de los tibetanos, en que pedía a Pekín lo autorizara a viajar a su provincia natal devastada de Qinghai. "Para responder a los deseos de numerosas personas, deseo viajar allá para reconfortarlos un poco", dijo el Dalai Lama en un comunicado transmitido desde Dharamshala, al norte de India, donde vive exiliado.

"El Dalai Lama es nuestro dios y nos gustaría verlo volver a su tierra natal. Que el gobierno lo autorice a volver nos daría una alegría inmensa. El Dalai Lama es nuestro sol", explicó a la AFP Lhamo Yongsuo, una habitante de Jiegu. "A todo el mundo le gustaría que el Dalai Lama viniese aquí", comentó a la AFP Dorje, un hombre de 52 años que rezaba en un templo budista.

Una visita del enemigo número uno de Pekín, que no ha puesto los pies en territorio chino desde su exilio en 1959, parecía sin embargo muy improbable. "No sé si el gobierno lo autorizará a venir. Pienso que es poco probable", comentó Zhelin, uno de los numerosos monjes budistas ocupados en alimentar y ayudar a los damnificados.

Los monjes budistas jugaron un papel de primer plan en los socorros, escarbando con sus manos entre los escombros de las casas de barro y madera que se derrumbaron como castillos de naipes. El sábado, los monjes procedieron a la cremación de cientos de cadáveres, para evitar la propagación de epidemias.

Hu Jintao volvió intempestivamente a Pekín proveniente de Brasil, donde participaba en una cumbre del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), y anuló también el resto de su gira que comprendía Venezuela y Chile.

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